27/1/14

Hotel Costantinopoli 104, Nápoles

El Hotel Costantinopoli 104 es un hallazgo para todos los que quieran alojarse en el centro de Nápoles y a la vez huir del barullo de la ciudad.


Alojarse en el Hotel Costantinopoli 104





Llegamos a nuestro segundo hotel de Nápoles en un recorrido en taxi que duró menos de cinco minutos por unas callejas sinuosas. La cuestión había sido que un par de días antes de llegar a la capital de Campania, nos escribieron desde el Hotel Costantinopoli 104 para decirnos que había un problema de fontanería en nuestra habitación y que aún no estaba solventado, así que nos habían reservado la primera noche en el NH Amasador.



Tras disfrutar de las vistas de nuestra habitación estilo años 80 (una reforma no le vendría mal al antiguo hotel Jolly, ahora propiedad de NH), que estaba situada en la penúltima planta de esta inmensa mole de Via Medina, desayunamos y cogimos un taxi para llegar a nuestro alojamiento definitivo, Costantinopoli 104, y empezar a visitar la bella ciudad.


A través del portón de madera se pasa a una cancela que divide el edificio en dos partes, se sigue caminando hacia el fondo y en el patio que forman las distintas viviendas se levanta un pequeño muro en el que hay que buscar un recoveco con la puerta de entrada al hotel. A través de ella se llega al patio del hotel propiamente dicho, lleno de plantas, con una pequeña piscina y la fachada principal del edificio, con una preciosa vidriera estilo Liberty.

En el patio de entrada al Costantinopoli 104



Los interiores son cálidos y confortables. La recepción se sitúa en un pequeño salón con revistas y libros y la sala de desayuno tiene una bonita chimenea y un rincón con ordenador a disposición de los huéspedes.


Nuestra habitación era una junior suite con dos alturas. En la de abajo había un saloncito con sofá, escritorio y televisión. Además tenía acceso a una terraza sobre el jardín de entrada, justo al lado de la vidriera.


El desayuno era sencillo, quizás demasiado, con lo mínimo que se suele requerir en estos casos: zumo, bollería, tostadas y algo de fiambre.


La baza principal del hotel es su ubicación. Como su nombre indica, se encuentra situado en la vía Sta. María dei Costantinopoli, 104. Ésta es una calle empedrada y estrecha llena de tiendas de libros de segunda mano (por la cercanía a la Universidad), antigüedades y mucha animación tanto de día como de noche.







Los interiores son cálidos y confortables. La recepción se sitúa en un pequeño salón con revistas y libros y la sala de desayuno tiene una bonita chimenea y un rincón con ordenador a disposición de los huéspedes.


Nuestra habitación era una junior suite con dos alturas. En la de abajo había un saloncito con sofá, escritorio y televisión. Además tenía acceso a una terraza sobre el jardín de entrada, justo al lado de la vidriera.




El desayuno era sencillo, quizás demasiado, con lo mínimo que se suele requerir en estos casos: zumo, bollería, tostadas y algo de fiambre.


La baza principal del hotel es su ubicación. Como su nombre indica, se encuentra situado en la vía Sta. María dei Costantinopoli, 104. Ésta es una calle empedrada y estrecha llena de tiendas de libros de segunda mano (por la cercanía a la Universidad), antigüedades y mucha animación tanto de día como de noche.


Subiendo la calle se pasa por la iglesia que da nombre a la vía y un poco más allá (5 minutos a pie) está el magnífico Museo Arqueológico Nacional que recomiendo tanto por su continente como por su contenido a aficionados (y menos) a la historia y al arte antiguo.




Tomando la dirección contraria, frente al hotel, se abre la pequeña y un tanto descuidada Piazza Bellini. En ella se reúnen jóvenes estudiantes a lo largo de todo el día y llama la atención que se acumule tanta basura en un sitio tan céntrico de Nápoles, quizás sea éste uno de los misterios de la ciudad.

Exterior desde la calle





La proximidad del Conservatorio de San Pietro a Majella, a la vuelta de la esquina, hace que proliferen las tiendas de partituras e instrumentos musicales. Enseguida la calle del conservatorio se convierte en la Via dei Tribunali con sus iglesias cada dos por tres, entre ellas algunas de las más emblemáticas de Nápoles: la Capilla de San Severo (en una calleja que sale de esta vía), el interesantísimo complejo monumental de San Lorenzo Maggiore y la inquietante Santa Maria de las Ánimas del Purgatorio ad Arco.



Por la noche, recomiendo una de las pizzerías más tradicionales y auténticas de Nápoles, Di Matteo, situada en la vía dei Tribunali, 94. Me sorprendió agradablemente el precio (la marinara nos costó 3€) y la calidad y el tamaño de las pizzas.


Eso sí, hay que tener paciencia ya que son muy lentos en el servicio. Después se puede tomar un postre o una copa en el café literario (y editorial) Intramoenia, situado en Piazza Bellini y con una terraza- mirador muy agradable.


Al regresar de la bulliciosa calle a nuestro hotel, nos sentiremos en un oasis que se agradecerá especialmente en Nápoles, siempre tan llena de vida.



Lo mejor del hotel Costantinopoli 104: su localización en pleno centro del Nápoles histórico.

Lo peor del hotel Costantinopoli 104: se podría mejorar el desayuno.




Si quieres reservar en el Hotel Costantinopoli 104 sigue este enlace y ayudarás en el mantenimiento del blog.

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