26/8/16

Un paseo por el casco antiguo de Faro

El casco antiguo de Faro, la capital del Algarve, es una zona llena de luz, encanto e historia. Ideal para pasar una tranquila mañana de verano, tal y como hicimos nosotros en dos ocasiones el año pasado. Faro es una ciudad con una historia que se remonta a miles de años: fue romana (Ossonoba), árabe y finalmente destruida en gran parte por el terremoto de Lisboa de 1755. Desde entonces la ciudad renació de las cenizas y proliferaron construcciones que han llegado hasta nuestros días. 

Si hoy vais por el Algarve no os podéis perder un paseo por esta zona de Faro. Aquí os cuento mis impresiones y las visitas que más merecen la pena.

Conocer el casco antiguo de Faro



Casco antiguo Faro Palacio Episcopal


Para disfrutar de Faro a distintas horas del día, lo ideal es alojarse en la ciudad aunque también hay alojamientos estupendos cerca de ella, como es el caso de la Pousada de Estoi

Una vez allí te será cómodo moverte sin coche, especialmente por esta zona antigua que está bastante restringida al tráfico. Encontrarás un aparcamiento junto a la muralla siguiendo las indicaciones según llegas al centro.

Enseguida te llamará la atención que una parte del casco antiguo se encuentra rodeada por una muralla, es Vila-Adentro y aquí se concentra el mayor número de atractivos histórico-artísticos de la ciudad.

El Arco da Vila marca la entrada de esta zona, llena de casas encaladas, calles de piedra y edificios curiosos. Dicho arco se sitúa sobre una de las puertas medievales de la muralla y en su interior hay un arco de herradura que nos recuerda la época árabe de la ciudad.

Casco antiguo Faro Arco da Vila


Subiendo por la calle que sale directa del Arco llegaremos enseguida al Largo da Sé; se trata de la bonita y tranquila plaza donde se encuentra la Catedral (visita ineludible), el Palacio Episcopal del siglo XVIII y el Seminario. 

El Palacio es un estupendo ejemplo de la llamada arquitectura "chá" o llana propia del Algarve. El tejado en tijera habitual de la región sorprende al visitante y recuerda (a quienes lo hayan visitado) a los que hay en uno de los lugares más bellos del Algarve: el pueblo de Tavira.

La catedral se encuentra justo frente al Palacio y en ella destaca la imponente torre maciza en la que siempre hay gente. Hay que visitarla sí o sí ya que está repleta de interesantes obras artísticas y la vista que podremos tener desde lo alto de la torre merecerá tremendamente la pena.

Es un edificio de origen medieval cuya construcción se inició en el siglo XIII como Parroquia de Santa María. De esta iglesia sólo quedan el primer cuerpo de la torre y dos capillas. A finales del siglo XVI fue saqueada e incendiada por los ingleses, y más adelante también sufrió las consecuencias del terremoto de Lisboa. 

Casco antiguo Faro Catedral


Está llena de tesoros artísticos entre los que destacan el órgano con motivos chinescos y el presbiterio decorado con azulejos. Después de una visita pausada hay que subir a lo alto de la torre para admirar la magnífica vista que se tiene desde allí.

En pocas catedrales uno podrá tener la posibilidad de ver tan de cerca un paisaje como el de la Ría Formosa que por sí mismo merece una visita (además de otro post en el blog).

Casco antiguo Faro vista desde la catedral


Si te despistas por las callejas de Vila-Adentro, no te preocupes, enseguida encontrarás referencias, y la más clara es la de las aguas de la Ría que se ven desde muchas de ellas. De hecho, pasear sin rumbo por ese paisaje que parece de postal es un placer, ya que tampoco se encuentra muy masificado de visitantes. 

En uno de estos paseos fuimos a dar con el edificio que ocupa el Museo Arqueológico Infante Dom Henrique y que se sitúa en el Convento de Nuestra Señora de la Asunción.

Se levantó dicho convento en el lugar donde estuvo la judería, allá por el siglo XVI, en el estilo renacentista propio del Algarve. A lo largo y ancho del claustro (de dos plantas y arcos agrupados de dos en dos) se reparten diversas colecciones.

La más interesante sin duda es la arqueológica y está dedicada a diversos hallazgos de la época romana en la que Faro era Ossonoba y que fueron descubiertos en las ruinas de Milreu.

Casco antiguo Faro Museo Arqueológico


De entre todas las piezas destaca el mosaico dedicado a "Océano" del siglo II d.C. y que fue hallado cerca de la estación. La imagen del dios del mar está rodeada por elementos marinos y sorprende su buen estado de conservación.




A pocos metros del Arco da Vila se encuentra el puerto y la Rua de Santo Antonio que está repleta de comercios y restaurantes. Y no muy lejos, espera al visitante la inquietante Iglesia de la Orden Tercera del Carmen que guarda artísticos y dorados retablos barrocos y en el patio anexo la Capela dos Ossos (Capilla de los Huesos). Una visita no apta para personas que se impresionen fácilmente.

Hasta aquí este pequeño recorrido por el centro histórico de Faro, una ciudad algo olvidada y que tiene mucho que ofrecer al viajero curioso.


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