23/10/18

Museo Nacional del Azulejo, Lisboa

El Museo Nacional del Azulejo de Lisboa es una de esas visitas que pasan desapercibidas y que realmente merecen mucho la pena. Además, como está un poco apartado del centro más transitado, no encontrarás las aglomeraciones de otros sitios de Lisboa.

Hoy hacemos un recorrido por este lugar tan singular e imprescindible.



Azulejo dieciochesco


Qué podrás ver en el Museo Nacional del Azulejo


El Museo se sitúa en el antiguo convento de la Madre de Deus que fue fundado por doña Leonor, la viuda del rey João II, en el año 1509.

Distintos estilos arquitectónicos están presentes en este edificio, que ya por sí mismo merece una visita. Además, circundando el claustro se han situado las diferentes salas que van haciendo un recorrido histórico por ese elemento tan portugués que es el azulejo.

Edificado en estilo manuelino, posteriormente se realizaron intervenciones renacentistas y barrocas que lo convierten en un lugar único y hermoso. 

En la planta baja podemos encontrar ejemplos de azulejos árabes con motivos decorativos geométricos, también los hay mudéjares con animales. También encontramos las antiguas cocinas, que hoy son la hermosa cafetería, que nos muestran azulejos con piezas de caza. 


El milagro de San Antonio de Padua


Según accedemos por las escaleras a las sucesivas plantas encontramos diferentes figuras, en azulejo, de guardianes o soldados que parece vigilan la entrada a cada planta. Caballeros de mayor o menor fiereza se sitúan de modo estratégico en una composición de lo más adecuada.

Javier y un guardián


Una de las salas más interesantes es la que acoge la magnífica y enorme vista de Lisboa en un mural de azulejos realizado en el siglo XVIII.

Lo curioso de este lugar es que es como una ventana abierta a la historia, ya que podemos ver cómo era la Lisboa anterior al terrible terremoto del 1755 que la devastó y que también tuvo efectos en el resto de la Península Ibérica.

Gracias a los paneles informativos podemos ver en esta singular vista desde la Sé o catedral, pasando a la zona de Belém con su Torre, o el propio convento de la Madre de Deus en el que nos encontramos.


Vista de Lisboa


Tras esta impresionante sala en la que podemos ver también otras vistas de la ciudad bastante más sencillas y modernas, la que más me gustó fue la dedicada a los azulejos del XVIII. Las bonitas escenas campestres y pastoriles muestran toda la delicadeza de una época de creatividad y elegancia.


Escena de corte siglo XVIII


De temáticas mitológicas o pastoriles y con escenarios más o menos fantásticos, se muestran momentos dulces de la vida en el campo. Eso sí, un campo muy idealizado y que posiblemente poco tuviera que ver con la realidad histórica.

También es muy hermoso el altar dedicado a Nossa Senhora da Vida y que podemos ver rodeada de los santos Juan Evangelista y Juan Bautista. Es todo color el que aparece en este retablo de azulejos que data del siglo XVI.

Escena pastoril siglo XVIII

El claustro manuelino es una pequeña joya arquitectónica y es parte del convento original. Los azulejos que se pueden ver en él se añadieron posteriormente, pero este lugar es realmente mágico y muy delicado. El otro claustro, más grande y sencillo, es de factura renacentista y cuenta con un pequeño jardín en el centro.


Claustro manuelino


Desde la primera planta del museo se accede al bello espacio que es la iglesia del convento de la Madre de Dios. Se terminó a mediados del siglo XVI pero fue en el XVIII cuando se decoró de la manera exuberante que podemos ver hoy en día.

Los dorados labrados se alternan con pinturas dedicadas a la pasión de Cristo y a escenas de la vida de la Virgen. El coro, desde el que se tiene una vista única de la iglesia, es de los más impresionantes que he visto nunca y da buena cuenta de la riqueza del convento y de las familias que hacían donaciones al mismo.


Coro de la iglesia de la Madre de Dios

La iglesia ofrece una curiosa combinación de azulejos, como no podía ser menos, dorados, estucos y gran cantidad de lienzos. El retablo rococó fue añadido tras el el terremoto de 1755.

Pocos lugares de Lisboa son tan apuballantes en cuanto a artes decorativas y pintura como este Convento de la Madre de Dios. Por eso creo que aunque sólo estuviera la iglesia, sin todo lo demás, la visita ya estaría más que justificada.


Iglesia de la Madre de Dios



Datos prácticos del Museo Nacional del Azulejo

Cómo llegar: lo mejor es tomar alguno de los autobuses que llegan desde el centro. Hay varios, entre ellos los números 728, 742 y 794.

Horario: Abre de martes a domingo entre las 10:00 y las 16:00.

Precio: Es gratis con la Lisboa Card y los domingos por la mañana. La entrada general cuesta 5€.


3 comentarios :

  1. Cierto que es una de las visitas que pasan desapercibidas en un viaje a Lisboa, como fue nuestro caso, aunque parece interesante.
    Un saludo

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  2. No sabía de este museo y me parece fabuloso. Desde el continente al contenido, un lugar que no puedo perderme cuando regrese a Lisboa. Como bien dices, estos azulejos son un recorrido singular por la historia de la ciudad. ¡Un abrazo!

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  3. Nunca había visto un museo conectado a una iglesia. Que curiosidad. En diciembre visitaremos Oporto, me parece un país increíble, con gente increíble. Nos guardamos la info para cuando visitemos Lisboa, que la tenemos pendiente. ¿Cuanto tiempo te ocupa la visita? ¡Saludos! :)

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