3/9/15

Pousada Palacio de Estoi, Faro

Lo que más llama la atención según se llega a la Pousada Palacio de Estoi es el color rosado de sus paredes. Se ve desde lejos, desde la autovía y cuando callejeas con el coche buscando la dirección adecuada en el pequeño pueblo.


Una vez en la Pousada te reciben muy amables en el edificio histórico, donde está la recepción. Es este un palacio neo-rococó que se comenzó a construir a mediados del siglo XIX y se finalizó a principios del XX. En el palacio en sí, que se puede visitar aunque no se esté alojado, se encuentran los salones de estilo palaciego y llenos de estucos y frescos en tonos pastel, el restaurante en la terraza en los días veraniegos y la sala de desayunos en lo que fueron las cocinas del palacio.


Edificio histórico de la Pousada
El edificio histórico visto desde la piscina.


Un ala completamente nueva y lineal se ha habilitado para las habitaciones. Un rectángulo con tres plantas que bajan del nivel del palacio y que con sus pasillos infinitos y claros hace que los huéspedes que tienen las habitaciones al fondo den sus buenos paseos.

Los cuartos son generosos en tamaño e igualmente claros en la decoración y sobrios en las formas. Como contraste al rococó del palacio estas líneas puras vienen bien, la verdad.
Una amplia cama preside la estancia que cuenta también con una zona de escritorio, otra para tomar algo con mesas y sillas y, normalmente, un sofá donde estaba la cama de 
Javier.

El baño es igualmente amplio y moderno con su mármol blanco. Hay albornoces y zapatillas y productos de aseo (que no reponen con demasiada alegría). Frente al baño, una hilera de armarios facilita no tener las cosas dispersas por la habitación.


Nuestra habitación
Nuestra habitación.


Entre los dos edificios se sitúa una terraza amplia con dos piscinas y tumbonas. Desde ella se tiene una magnífica vista del palacio y de los jardines y campos circundantes. Cuando el día está claro la vista llega hasta Faro (a unos 9 kilómetros en línea recta) y más allá, el mar. Los días pasados en el Algarve solíamos terminar la jornada dándonos un baño al atardecer, justo cuando se despejaba la piscina de mucha gente que pasaba el día allí, y antes de que llegaran las palomas y demás aves a beber agua.

En nuestra tarifa de la Pousada entraba el desayuno y éste la verdad es que era correcto, sin grandes maravillas. El personal se encontraba un poco desbordado a la hora de reponer los dulces de más éxito (los pastéis de Belem) y al llevar el café a las mesas. Por lo demás estaba bien y el lugar para tomarlo, la terraza o el interior era de lo más agradable.


Edificio contemporáneo de las habitaciones
El ala nueva donde se sitúan las habitaciones.

Otro cantar era el servicio de cenas, con una carta de elevado precio y poca variedad. Limitaba mucho el horario teniendo en cuenta el ser verano y estar la gente de vacaciones. No servían más allá de las diez de la noche, aunque podías tomar algo del servicio de habitaciones. La desproporción en el precio hacía que un pequeño restaurante que se encontraba a dos pasos del hotel recibiera un montón de clientes de la Pousada. Creo que este aspecto sería conveniente que lo revisaran y ofrecieran una carta con mejor relación calidad-precio y variedad.

Lo mejor sin duda de la estancia es estar cerca de la ciudad de Faro en un entorno rural muy cómodo. La autovía pasa cerca, lo que facilita viajar a otras poblaciones de los alrededores que son realmente atractivas (como Tavira). El módico precio incluso para los días que estuvimos, en pleno agosto, también es un factor interesante a la hora de elegirla para pasar unos días de descanso.

Lo mejor de la Pousada de Estoi: la localización en un palacio restaurado con bonitos jardines y todas las comodidades. La piscina al atardecer.
Lo peor de la Pousada de Estoi: el elevado precio y la poca variedad del restaurante.

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