15/7/14

Pousada de Oporto, Palacio do Freixo

A la hora de buscar alojamiento en Oporto, hace 3 años cuando pasamos un par de días allí, la decisión no fue difícil. Lo teníamos claro, ya que habíamos leído muchas y buenas opiniones y sabíamos que era un alojamiento muy cuidado y recién abierto: la Pousada de Oporto que se sitúa en el precioso Palacio do Freixo.




Dormir en la Pousada de Oporto







Teníamos ciertas dudas sobre si íbamos a llegar bien con el coche, teniendo en cuenta nuestra tendencia a perdernos en ciudades desconocidas, pero no hubo ningún problema; el color alegre del edificio de la Pousada llama la atención desde lo lejos (llegábamos por el sur, desde Salamanca), así que fue mucho más fácil de lo que pensábamos.


El edificio principal, el Palacio do Freixo (1742), impresiona al llegar y sorprende siempre con su cuidada restauración. Fue diseñado por el arquitecto italiano Nasoni, quien trabajó casi toda su vida en Oporto, autor también de la célebre torre de los Clérigos. El edificio histórico de la Pousada fue declarado monumento nacional en 1910 y su reconversión en hotel se realizó en 2009 bajo la dirección del arquitecto David Sinclair.

Uno de los magníficos salones del edificio histórico.



Llegamos a la Pousada de Oporto un poco antes de la hora de comer y como no estaba lista la habitación fuimos a almorzar al restaurante, que tenía un menú de mediodía con buen precio y además estaba en uno de los preciosos salones del Palacio, con vistas al río Duero.


El check-in fue lento, porque aún tuvimos que esperar un rato después de comer, lo que nos permitió recorrer el resto de salones y terrazas del edificio de Nasoni que se asoma a un jardín francés, al río y a la piscina de aguas turquesas, casi confundidas con las del Duero.

Vista de la habitación doble de
la junior suite.



Las habitaciones se encuentran en el antiguo edificio en el que la Compañía Harmonía instaló una fábrica de harinas en los años 50, después de haber comprado el Palacio y sus terrenos.


Nuestra habitación era estupenda. Tuvimos que coger una junior suite para acoplar la cama supletoria de Javier. Ésta fue colocada en el salón con grandes sofás y una tele; en nuestro dormitorio había además un balcón estrecho que daba al río; el baño era muy amplio y lo separaba del dormitorio un pasillo con muchos armarios. Un pequeño lujo asequible y del que tan sólo disfrutamos dos noches.


Probando el agua de la piscina que se funde con la del Duero.



Eran días de calor en Oporto, de calor húmedo de agosto que aliviamos más que contentos con la piscina, que con sus paredes transparentes parece que se mezcla con las aguas del río.


La segunda tarde pasamos al edificio amarillo del spa para probar la piscina climatizada. Mucho más bello el paisaje exterior, que además cuenta con el malecón para sentarte a contemplar con tranquilidad el paso del río, la verde orilla o simplemente descansar un rato después de la visita por las cuestas de Oporto.
Así venía el Duero a su paso por la Pousada en agosto de 2011.

El paseo por el jardín de la Pousada, al atardecer, es una delicia. El edificio del Palacio luce precioso con sus dos colores, los setos iluminados le dan un ambiente de cuento y la sensación de tranquilidad es patente.

El Palacio do Freixo.

Recorrer los salones con sus techos pintados al fresco, sus estucos y demás decoración barroca es también un aliciente para el viajero curioso o amante del arte. Hermosas salas de reuniones se suceden y algunas se abren al río a través de la balaustrada de piedra que da acceso al jardín.

El jardín francés desde uno de los salones del edificio histórico.

El desayuno, al igual que el resto de las comidas, se hacía en el restaurante y consistía en un estupendo bufé con productos de excelente calidad y mejor presentación. El personal era también muy amable y agradable.

La Pousada está a unos 5 minutos conduciendo por la orilla del río del centro de Oporto. Nosotros optamos por ir y volver en taxi para no meternos en el centro con el coche y tener que buscar aparcamiento y demás molestias. La carrera era muy asequible, unos 4€, y nos quitaba muchos quebraderos de cabeza.

Atardecer con el puente de Freixo en primer plano.


El protagonista indiscutible de la Pousada es el río. El gran Duero, que avanza ya próximo a su desembocadura y que es navegable a lo largo de los bellos valles de viñedos portugueses y de paisajes de las Arribes entre Zamora y Salamanca. El Duero, que como todo río es fuente de vida y creador de ciudades con lugares tan especiales como el Palacio do Freixo.


Lo mejor de la Pousada de Oporto: su emplazamiento junto al Duero, su piscina, el ambiente conseguido con la restauración de los edificios.

Lo peor de la Pousada de Oporto: por decir algo, su situación un poco incómoda al ser necesario el coche para llegar al centro de la ciudad.


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Recomendación musical para la Pousada de Oporto:

"Desfado" de Ana Moura puede ser una compañía estupenda para escuchar a la vera del río, sentado en el malecón de la Pousada.





6 comentarios :

  1. Qué bonito!!!!!!!!! Me he enamorado de la piscina que se "une" con el mar!

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  2. Gracias Ameseros por leer el blog. Es realmente un sitio muy bello que merece la pena conocer aunque sea sólo un rato por la localización y la construcción dieciochesca que ocupa.
    La piscina es un placer!

    Saludos viajeros.

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  3. Parece un muy buen lugar, a tener en cuenta para una próxima vez... Porto nos encantó. Y el vinho do Porto, también!
    Saludos,
    Enrique

    por si quieren ver mis impresiones sobre Porto... efivern.blogspot.com

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  4. Muchas gracias por leer el blog Enrique. Es verdad, Oporto es una maravilla, un lugar evocador y lleno de encanto. La Pousada bien merece una visita.
    Encantada de ver sus recuerdos de tan bello lugar.

    Un saludo.
    Cristina.

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  5. Me ha encantado!! Y las fotografías!!! Sin duda, un lugar espectacular.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, Malena. Es uno de esos sitios especiales que merecen la pena por si mismos, además de como buen alojamiento. Si tienes oportunidad, no te lo pierdas!!

      Un saludo.
      Cristina.

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