El astronauta de Salamanca es famoso en el mundo entero. Y es que Salamanca es motivo de sorpresas para el viajero. De manera casi constante va descubriendo rincones con encanto, palacios que pasan desapercibidos a primera vista o detalles arquitectónicos llamativos en fachadas más o menos conocidas.
De tunos, astronautas y ranas
El rey de estos detalles, o mejor dicho la reina, es sin duda alguna nuestra famosísima Rana (sí, con mayúscula, que lo merece). Rodeada de toda la decoración exuberante de la fachada plateresca de la Universidad de Salamanca y su edificio histórico, vuelve locos a los visitantes en su búsqueda inevitable.
Se decía que era necesario encontrarla para aprobar los exámenes... ¡quién sabe! La cosa es que, con tanta búsqueda, muchas veces se queda uno en ese mínimo detalle, perdiéndose la magnificencia del conjunto que conforma ese tapiz de piedra. No voy a poneros foto de dónde podréis encontrarla, ya que la gracia está precisamente en eso, en "perder" el tiempo buscándola sin fin.
Desde la Universidad y su fachada nos acercamos, a la vuelta de la esquina, a la magnífica Catedral Nueva, cuyas fachadas también guardan innumerables secretos. En la Puerta de Ramos, abierta hacia la plaza de Anaya, se encuentran algunas de las figurillas que han adquirido más fama en los últimos tiempos y que han surgido después de la última restauración de dicha portada.
Al igual que hacían los canteros que construyeron las inmensas catedrales del Gótico, los artífices del último arreglo introdujeron unos cuantos "guiños" contemporáneos que se han convertido en reclamo turístico.
Uno de los más famosos es el Astronauta, al que se amputó la nariz hace unos cuantos años; flota este personaje en paralelo a otra de las intervenciones dirigidas por el maestro cantero Miguel Romero: el toro de lidia, tan representativo de la fauna de las dehesas salmantinas.
En las mismas jambas decoradas de la Portada de Ramos encontramos otras criaturas sorprendentes y también añadidas en los años 90 del siglo XX: un lince, una cigüeña o un diablillo que nos mira cómplice mientras se toma un helado.
Después de visitar toda esta "fauna" de la Catedral Nueva, que en el futuro dará cumplida cuenta al viajero de las zonas en que se intervino durante el siglo XX, podemos seguir observando el bestiario de la Fachada de la Natividad y ver grupos de búhos, leones salvajes, etc. Eso sí, estos son originales de la época de construcción de la Catedral.
En su fachada principal, bajo un tejadillo protector, se encuentra una bella portada con la representación de la Anunciación. En una de las arquivoltas que enmarcan el arco de la entrada se puede descubrir una figurita sorprendente: un tuno. Este personaje del imaginario universitario salmantino aparece con sus bombachos y su jubón tocando el laúd o la bandurria. Se colocó en 1994 con motivo de la restauración de la iglesia.
¿Veis al pequeño tuno? Está dispuesto a empezar una serenata desde las arquivoltas de San Benito. |
Como habréis comprobado en este breve recorrido, muchas sorpresas esperan al visitante de Salamanca, aunque sean pequeñas merece la pena abrir bien los ojos para encontrarlas.
Muy muy curioso lo del astronauta.
ResponderEliminarSaludos
GranPumuki
http://blogdeviajesdepumuki.blogspot.com.es
Hola Gran Pumuki: sí, la verdad es que es curioso la idea de colocar un astronauta en una portada gótica. Lo hicieron para remarcar que fue en el siglo XX cuando se hizo la restauración. Quedó bien integrado en la decoración de la catedral por lo que sorprende mucho a los visitantes.
EliminarUn saludo.
Cristina.
Se que se van a enfadar muchos lectores, pero para mi Salamanca es la ciudad más bonita de España. Y si, recuerdo buscar al astronauta y no encontrarlo hasta que alguien nos echó un cabe.
ResponderEliminar¡Qué te voy a decir yo, Jordi!, es mi tierra, soy poco objetiva. La verdad es que es una ciudad preciosa, con mucha historia, mucho arte, buena calidad de vida y desde hace pocos años, hasta está bien conectada por autovía con el resto de España.
EliminarLo del astronauta no deja de ser una anécdota en la maravillosa fachada de la Catedral Nueva, un edificio que tardó muchos siglos en completarse y que dista mucho de ser ejemplo de perfección pero que tiene su cosa, y en conjunto es bello. Especialmente al atardecer, con la piedra de Villamayor brillando con los últimos rayos de sol; es la mejor hora para pasear Salamanca, aunque cualquiera es buena.
Gracias por tus palabras.
Un saludo.
Cristina.
Estuve en salamanca pero no me había fijado en todos estos detalles.... volveré a ir con otros ojos!!! Gracias!!!!!
ResponderEliminarGracias Surfing the Planet! En Salamanca siempre hay cosas nuevas que descubrir, la cosa es volver y disfrutarla. Cada vez que regreso por allí me sorprendo y eso que es mi ciudad.
EliminarUn saludo.
Cristina.
Great posts
ResponderEliminarThank you