Nunca hasta entonces habíamos estado en un hotel Four Seasons, aunque habíamos oído hablar de su exquisitez. Es cierto, posiblemente sea uno de los mejores hoteles en los que me he alojado y sobre todo, lo que más me gustó fue la excepcional localización y el emplazamiento de esta joya.
El edificio del Gresham Palace entre el Puente de las Cadenas y la catedral de San Esteban. |
Está situado junto al Puente de las Cadenas y forma parte del paisaje más fotografiado del lado de Pest, junto a dicho puente y la Catedral de San Esteban. Las vistas que desde él se divisan de Buda y sus colinas con el Danubio pasando por delante son también de excepción.
El hotel se sitúa en una obra maestra del Art Decó, estilo muy usado en la bella capital húngara. Fue la sede de una compañía aseguradora de Reino Unido y en él se ubicaban distintas oficinas de la empresa; el nombre lo toma del fundador de la Royal Exchange de Londres.
Nuestra habitación del Gresham Palace. |
Siendo un hotel de lujo, y además recién abierto por entonces, la atención a los detalles estaba garantizada. Nuestra habitación era muy amplia y se abría a un luminoso patio con detalles Art Decó. Los servicios eran innumerables: de prensa, de limpieza de zapatos, etc.
Las puertas de las habitaciones eran las originarias del edificio y tenían un toque de oficina muy curioso. El baño, enorme, con ducha y bañera separada y todos los artículos L'Occitane repuestos varias veces al día.
Lo único que no me gustó, y sé que ahora ya está resuelto, es que cobraran por el wifi. En un hotel de esta categoría debe estar incluido este servicio, que ya en 2010 era imprescindible. Como digo, esto ya está resuelto y aparece como gratuito en todo el hotel.
La zona de recepción bajo la cúpula. |
La recuperación del edificio quizá sea lo más interesante (aparte de estar alojado allí, ¿eh?). Se han conservado elementos originales como las magníficas rejerías de las puertas con pavos reales, las cerámicas decorativas, los vitrales y las teselas que forman arabescos en el suelo de la entrada.
La magnífica cúpula de cristal sobre la recepción y la lámpara que han añadido en la restauración hacen del espacio de la entrada un lugar lleno de magia y que merece la pena ser visitado aunque no se sea huésped.
Esculturas contemporáneas en el ambiente Art Decó de la entrada. |
El desayuno era estupendo, en la cafetería, situada tan cerca del Puente de las Cadenas y con la magnífica vista de Buda. La bollería recién hecha, los zumos naturales que te reponían en cuanto lo acababas, e infinidad de platos calientes a tu elección hacían difícil ponernos en marcha para conocer la ciudad.
Mención aparte merece el spa del hotel. De uso gratuito, salvo los tratamientos, fuimos todos los días para terminar la jornada tras los paseos por Budapest. Contaba con gimnasio, tumbonas y una estupenda zona de aguas con sauna, jacuzzi y piscina que no era muy profunda, pero que se agradecía para relajarnos después de las caminatas.
Decoración floral en el vestíbulo. |
Siendo una opción de alojamiento de lujo, cumple perfectamente con todo lo que se puede esperar de un establecimiento de Four Seasons, y para todo aquél que se lo pueda permitir lo recomiendo sin duda, ya que no hay alojamiento más bello y de mayor calidad en Budapest. Es uno de esos lugares de los que da pereza salir y si la ciudad no fuera tan hermosa, se podría pasar el tiempo perfectamente en este remanso de paz.
Lo mejor del Four Seasons Hotel Gresham Palace: todo, la calidad del servicio, las bellas habitaciones, la localización y la rehabilitación del edificio que lo alberga.
Lo peor del Four Seasons Hotel Gresham Palace: sin duda el precio; en la actualidad ha subido mucho respecto a lo que pagamos en 2010, por lo que está bastante fuera del alcance de la mayoría de los viajeros.
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