Dormir en el hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena
Se trata de la última incorporación a esta cadena de alojamientos repartidos por Castilla y León y que también cuenta con el Balneario de Solares en Cantabria entre sus establecimientos.
Su localización, a pocos kilómetros de Valladolid y junto al Duero, lo convierten en un lugar único por la belleza del entorno natural y vitícola. Si a esto le añadimos que ocupa parte del Monasterio de Valbuena, joya del Císter, la escapada estará completa
El día que elegimos para viajar hasta allí fue uno de esos en los que la niebla parece no levantar nunca, algo típico en ambas mesetas. Así llegamos poco antes de la hora de comer y la recepción no pudo ser más amable.
Esto de la amabilidad no es cuestión baladí, ya que los castellano-leoneses tenemos fama de secos. Pues bien, en Valbuena, todo el mundo fue de lo más agradable, como no puede ser menos en un establecimiento de este tipo.
Nuestra habitación ya estaba lista y según avanzábamos por el establecimiento, con sus inmensos pasillos, no pudimos menos que admirarnos de lo bello del lugar y de lo confortable de las instalaciones.
Nuestra habitación se asomaba a los jardines que acababan en el río y estaba decorada con bonitos tonos marrones y azules en una combinación muy cálida. La cama era grande, había zona de estar, armario amplio y un baño espectacular.
Me gustan los baños de los hoteles y siempre los espero con expectación. Este no podía tener más productos de acogida (realizados con aguas termales del Balneario de Olmedo, también de la cadena Castilla Termal), la ducha era enorme, tenía bañera y disponía de lavabo de doble seno. Por supuesto, había albornoces, zapatillas y todo lo que pudieras necesitar.
Como se acercaba la hora de comer fuimos, después de dar una vuelta por los pasillos y salas decoradas de manera muy navideña, a la cafetería. Esa noche teníamos reserva para el restaurante, pero nos apetecía algo más ligero para la hora de comer.
En La Cilla, que así se llama la cafetería, hay una estupenda oferta de raciones, tostas, hamburguesas y hasta platos vegetarianos. Ideal para no tener que salir del hotel y tomar algo sabroso y asequible.
Sin duda, si vamos a un hotel Castilla Termal tenemos que coger un pack con la entrada al balneario-spa. Las aguas utilizadas en él son del acuífero del llamado Manantial de San Bernardo, que ya usaban los monjes cistercienses hace siglos para regar los viñedos de Valbuena. De hecho fue la orden del Císter la que trajo a esta zona de Castilla el cultivo de la vid.
El complejo hidrotermal tiene un horario amplio que permite ir con calma, tumbarse de vez en cuando a leer junto a la piscina y luego realizar el circuito propuesto, con salida al exterior incluida. El contraste entre el calor de las aguas y el frío del invierno vallisoletano es tremendo, pero de lo más agradable.
Distintos chorros de masaje, jacuzzis, asientos individuales de burbujas y el agua, entre 32 y 34 grados, hacen que uno se sienta de lo más relajado al salir.
Si se quiere hacer algo más especial, se puede realizar el llamado "Circuito contrastes" en una réplica de la capilla de San Pedro del Monasterio. Es para grupos pequeños a horas concretas y todo el tiempo acompañados de un guía.
Nosotros "sólo" hicimos el recorrido básico y os aseguro que en él pasamos un rato largo y suficiente.
Para terminar la jornada, nada mejor que darse uno homenaje (¡otro!) en el restaurante con una buena cena. El lechazo, el bacalao, la pluma ibérica o el rabo de buey no faltan en una carta muy completa y realizada con productos de la tierra. Eso sí, siempre conviene acompañarla con caldos de la zona.
¡Ah! no dejéis de visitar el Monasterio, al que se entra por una puerta junto a la recepción. Os sorprenderá esta joya del Císter en plena Ribera del Duero.
Así pues, si queréis descansar, comer bien y recuperaros de las tensiones con aguas de calidad, pasad por este rincón de Valladolid.
Lo mejor del Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena: su localización histórica, el confort del interior y la calidad del balneario.
Lo peor del Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena: que la niebla de esas tierras a veces no deja ver el paisaje que lo rodea.
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