15/10/18

Aire Hotel, Almería

El Aire Hotel fue nuestra elección para alojarnos en Almería el pasado mes de septiembre. Durante cinco días estuvimos en este hotel, un lugar confortable, lleno de detalles y además situado en pleno centro histórico, a dos pasos de todo.



Dormir en el Aire Hotel de Almería




Llegar al hotel en coche es algo complicado ya que no cuenta con parking propio (aunque sí concertado). El truco es dirigirse en dirección hacia la catedral siguiendo las señales de tráfico, por esa zona se suele encontrar aparcamiento, aunque será de pago en la zona azul.

El hotel ocupa una de las alas de la conocida como Plaza Vieja, aunque oficialmente se llama Plaza de la Constitución. La entrada está bajo unos soportales discretos y se señala mediante unos toldos oscuros. 


Entrada del hotel en la Plaza Vieja

Toda la parte de abajo y gran parte del edificio está decorada en tonos oscuros y discretos. La recepción es rápida y amable; suele haber bastante gente ya que por ella también se accede a los Aire Ancient Baths que se distribuyen por un montón de ciudades del mundo, y aquí son un plus a tener en cuenta.

El hotel está pensado para relajarse y para disfrutar de una localización excepcional en el centro de la ciudad de Almería.  Reservamos una habitación triple y según nos encaminábamos por la construcción contemporánea que hay detrás de la fachada de la plaza, nos preguntábamos qué nos encontraríamos.

Pues fue toda una sorpresa agradable ya que nuestro cuarto se distribuía en tres alturas diferentes conectadas por una escalera, lo que nos daba cierta holgura e intimidad.

Nuestra habitación desde la planta del medio

En la parte de abajo estaba nuestro dormitorio con una cama de gran tamaño, escritorio, cabecero con foto mural de Cabo de Gata y unas impresionantes vistas de la Plaza Vieja tras los cortinones.

En la planta intermedia, por donde se entraba, se situaba el armario, quizás un poco escaso de espacio para almacenaje y el baño. Este se repartía entre zona de lavabos, zona cerrada de w.c. y gran ducha de lluvia que daba gusto usar cada día.

Arriba, otro espacio amplio con los techos más bajos acogía un futón preparado como cama y otro sofá del que posiblemente se pueda disponer en caso de ser más personas en la habitación.


Vistas desde nuestra ventana

A pesar de tener un gran ventanal hacia la Plaza el aislamiento acústico estaba muy bien conseguido. También el lumínico ya que no entraba nada de luz por la mañana, cosa que es de agradecer cuando viajas.

Otro plus del hotel es la magnífica azotea en la que pasar las horas muertas con vistas al edificio del Ayuntamiento, la Alcazaba y las murallas del cerro de San Cristóbal. Cuenta con un pequeño bar y una piscina casi simbólica pero en la que poder refrescarse los días de calor si no quieres ir al spa.

Hablando de spas, el hotel cuenta con unas estupendas termas en las que relajarse. El ambiente es oscuro ya que está apenas iluminado por velas, pero poco a poco te acostumbras y enseguida te haces a la rutina de las diferentes piscinas.


Piscina con vistas

El flotarium de agua salada es ideal para intentar poner la mente en blanco y desconectar. Los circuitos termales se pueden completar con masajes de diferente duración y estilo. Vamos, que si no te relajas en este hotel, con tantas opciones, es porque estás realmente muy, muy estresado.

A la hora del desayuno puedes pedir que te lo pongan en la habitación pero yo te recomiendo tomarlo en la azotea, donde normalmente se sirve, salvo que llueva. Un lugar ideal para empezar la mañana con las mejores vistas de Almería y para continuar visitando la ciudad o llegando hasta el espectacular Cabo de Gata.

Todo tipo de productos dulces y salados, además de fruta te ayudarán a comenzar el día con mucha energía viajera. Sólo pondría un pero: el zumo de naranja no esté ya exprimido; cada uno va cortando y preparando lo que quiera consumir, cuando vas con algo de prisa puede se algo engorroso.

Desayuno mirando a la Alcazaba


Lo mejor del Aire Hotel: su localización, las vistas desde la azotea y los Ancient Baths.

Lo peor del Aire Hotel: que no tenga parking.


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