Por qué ir a Sicilia y enamorarse

Ir a Sicilia y enamorarse de la isla. Ir a Sicilia con la mente abierta y ser correspondido con mucho, mucho más. Ir a Sicilia y desear contárselo a todo el mundo, compartiendo esa pasión, ese no sé qué que tiene la isla más grande del Mediterráneo y que hace que desee volver más de una vez. Que ese primer viaje se convierta en algo a repetir.

En pleno centro palermitano, la magnífica Fontana Pretoria.

Por qué ir a Sicilia

-Porque es parte de Italia: e Italia nunca nos decepciona. Mira que hemos ido veces, y seguiremos yendo una y otra vez. A reencontrarnos con su gente, su historia, sus paisajes, su arte, su comida.

- Por inspiración literaria: llevaba yo con ganas de conocer la tierra del Comisario Montalbano, ese policía particular del sur de la isla al que puso en la tierra Andrea Camilleri, siciliano de pro. Sicilia es también la tierra de "La Mennulara", obra imprescindible de Simonetta Agnello-Hornby ambientada en estas tierras y que tan descriptiva es.

Cartel en Ragusa con imágenes de la serie "Il Comissario Montalbano" que se ha rodado
en esta zona de Sicilia donde además están ambientadas las novelas de Camilleri.

- Por precio: queríamos hacer aquel año un viaje un poco más especial y comparando con otras opciones, este recorrido siciliano nos salía mucho mejor de precio. 

- Por época del año: era un viaje en septiembre, ni mucho calor ni demasiado fresco, aunque sí nos sorprendieron unas lluvias tipo gota fría el último día en Palermo.

- Por el mar: soy de secano, doblemente castellana por nacimiento y residencia, pero de vez en cuando necesito estar cerca del mar. No por bajar a la playa a tostarme sino por esa sensación de olor, sonido y azules que sólo el mar puede dar.

Amanecer en Siracusa poco antes de una tormenta.

Por qué enamorarse

- Por sus ciudades: soy urbanita declarada, me gustan las ciudades y su diversidad, así que disfruté mucho de Palermo, con un centro histórico muy interesante, de espaldas al mar aunque al lado y con unas obras de arte magníficas. Siracusa me cautivó, simplemente. La recomiendo una y mil veces. Su magnífica piazza del Duomo (a la que llegamos de noche la primera vez), el resto de Ortigia, su costa tan cercana (ellos sí viven cara al mar), sus restos arqueológico en la Neápolis, etc.


- Por sus restos arqueológicos: no sólo la antigua Siracusa, sino también el Valle de los Templos de Agrigento, la Villa Romana del Casale, el Teatro Griego de Taormina... Durante esos días de recorrido siciliano se nos llenaron los ojos de las antiguas construcciones de los pueblos que pasaron antes por allí.

En el Valle de los Templos, cerca de Agrigento.

- Por sus paisajes: magníficos, rocosos y "volcánicos", con el Etna siempre vigilando en Taormina y sus alrededores. Un paisaje duro hacia el interior, seco y de pocas y aisladas poblaciones. 

- Por sus iglesias: bellas y diferentes. La influencia bizantina, normanda, española, árabe en esta tierra de paso, queda patente en cada una de ellas. No sabría con cuál quedarme. Todas fascinantes.

Interior de la iglesia de La Martorana en Palermo.

- Por su comida: ¡qué bien se come en Sicilia! Si la gastronomía en toda Italia es estupenda, en Sicilia sobresale. Somos más bien carnívoros y sin embargo los diez días pasados allí disfrutamos del pescado como nunca, con la "pasta alle sarde", con el "pesce spada", con los gamberoni, etc. Los dulces estupendos, las cantidades asombrosas y todo muy rico y bien de precio.

- Por los detalles arquitectónicos sorprendentes a la vuelta de sus recovecos barrocos, griegos o normandos. ¡Viva la mezcla de culturas que hicieron así a Sicilia!

Unos paladines y unos conjuntos de hojas rematan un edificio de Ortigia en Siracusa.

- Por su idiosincrasia: su particular forma de ser, a otro ritmo, con otro talante surcado de sentido del humor. Nuestro viaje estuvo lleno de anécdotas que algún día os contaré. Los libros del maestro Camilleri dan buena cuenta de esta forma de ser siciliana.

Cartel en una iglesia de Ragusa: "El Señor llama en cualquier lugar, pero seguro que no
te llamará nunca al móvil: así que os pedimos que lo apaguéis"

Las razones para volver

- Porque nos quedaron cosas pendientes de conocer en los sitios que visitamos: especialmente tengo clavada la espinita de la Capella Palatina en Palermo, que no pudimos visitar por un problema de horarios.

- Por las ganas de ir a Noto y Modica, dos de las ciudades del Valle de Noto que quedaron en el tintero.

- Por Sagesta y Selinunte con sus restos arqueológicos, así como por la excursión al Etna y una visita a lugares pintorescos como Caltagirone o la ciudad de Catania.

- Y por supuesto por disfrutar de nuevo de esos detalles en las edificaciones, de ese sol espléndido, del Mar Jónico que baña parte de sus costas (Mediterráneo al fin y al cabo), de su gastronomía y de sus gentes amables que te dan conversación y se interesan por tu viaje cuando le preguntas por alguna localización.

En las escaleras que unen Ibla y Ragusa. En el Valle de Noto.

Y tú, ¿todavía necesitas más razones para ir a Sicilia?