Visitar San Ignacio Miní unas ruinas únicas junto a la selva de Misiones
La provincia recibe el nombre de la cantidad de misiones establecidas por los jesuitas en esta zona de Argentina y las vecinas Brasil y Paraguay. La misión de San Ignacio Miní fue originalmente fundada en Guayrá, provincia brasileña, pero debido a los ataques de los bandeirantes o mercaderes de esclavos portugueses, se desplazó hasta donde se encuentra actualmente, ya en Argentina. San Ignacio fue edificada en este emplazamiento allá por 1696 y allí permaneció hasta su destrucción en 1817.
Sorprende en esta tierra roja, de vegetación abundante, "aguas grandes" (Iguazú) y yerbamate, encontrarse con los restos de lo que fue una magnífica construcción. Las ruinas que hoy podemos visitar, y que son Patrimonio de la UNESCO desde 1984, dan buena cuenta de la importancia del pueblo guaraní.
Lo que más llama la atención en esta área arqueológica es la especialísima entrada a la iglesia, de la que sólo quedan en pie las estructuras de piedra, ya que se quemaron las de madera. Mide 24 metros de ancho por 74 de largo y se abre al final de una gran explanada que era la plaza de armas.
A ambos lados de la puerta principal, sendos ángeles la guardan. El ángel de la izquierda tiene rasgos de indio guaraní y sostiene yerba y un hacha grande. El ángel del lado derecho, con rasgos europeos, porta una antorcha y una bandera.
Muchos más detalles fueron grabados en esta gran portada: el anagrama de la Compañía de Jesús, un retrato del fundador San Ignacio de Loyola, vegetación en los capiteles de las columnas y motivos originalísimos propios de la fusión cultural de los indígenas y los misioneros.
En San Ignacio Miní llegaron a vivir 4000 indios guaraníes bajo la dirección de dos sacerdotes. Años antes de la expulsión de los jesuitas, tenían 40.000 cabezas de ganado y 1400 caballos; también había cultivos de yerbamate y algodón.
La planta urbana de la misión se repite de forma similar en los 30 pueblos que se repartían en la zona de la selva guaraní: iglesia, plaza de armas, talleres y colegios, residencia de los sacerdotes, huerto, cementerio y viviendas de los indios se distribuían de manera regular y organizada.
La parte construida por los jesuitas tenía motivación religiosa, mientras que la otra parte la levantaban los guaraníes con los elementos típicos de su cultura que también adornaban profusamente los edificios más importantes.
No se utilizó ningún tipo de argamasa para unir los grandes bloques de piedra arenisca, que permanecieron estables mucho más allá de la expulsión de los jesuitas.
Los jesuítas impartían clases de español y latín, así como otras materias que se enseñaban en el propio idioma guaraní. En las imprentas que establecieron se editaron los primeros libros en guaraní, y en los talleres se fomentó el desarrollo de muchos oficios artesanos como plateros, herreros, relojeros, ebanistas, etc.
De la labor, a veces cuestionada, de los jesuitas y de su manera de establecerse con los pueblos guaraníes da buena cuenta la película "La Misión" que en parte fue rodada en las cercanas Cataratas de Iguazú.
Tras la expulsión de la Compañía y la casi desaparición por enfermedades del pueblo guaraní, San Ignacio cayó en el olvido hasta que fue redescubierta por Leopoldo Lugones en 1903; iba acompañado este explorador por el escritor Horacio Quiroga, que se inspiró en esta región para sus "Cuentos de la Selva".
Hoy en día, el visitante tiene la oportunidad de conocer cerca de las Cataratas este importante vestigio histórico-cultural único en el mundo. Una de las visitas más interesantes de este país único.
Que suerte de poder visitarlas! Nosotros no tuvimos timempo y es una pena que me llevé a casa. Al menos la he podido recorrer alhora contigo!
ResponderEliminarLa verdad es que sí, Jordi, mereció la pena el traslado desde Iguazú. Es un lugar mágico, en mitad de la selva y con unas estructuras sorprendentes. Parece mentira que se hayan conservado a pesar de todos los acontecimientos.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el post.
Un saludo.
Cristina.
Tuve la suerte de verlo hace tres semanas y con un guía local que nos lo explicó de maravilla, estuve como dos horas haciendo fotos, me encantó
ResponderEliminar¡Qué bien Mimi!, has estado allí hace nada. Mi viaje queda más lejos pero no lo olvido, uno de los mejores que he hecho.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Un saludo.
Cristina.
Me ha llamado mucho la atención lo del ángel guaraní y ángel europeo, me parece muy curioso los rasgos raciales en ángeles, saludos viajeros.
ResponderEliminarHola Raúl, sí es cierto, es curioso y muestra la capacidad creativa conjunta de los jesuitas y el pueblo guaraní. No excluían a nadie y estaban bien integrados, dentro de lo que cabe en las costumbres de hace 400 años.
EliminarUn saludo.
Cristina.
Qué chulo!! Desconocía totalmente la existencia de estas ruinas, me lo apunto para cuando visite Iguazú. Los ángeles guaraníes son curiosísimos :-)
ResponderEliminarSaludos viajeros!!
wircky
Sí, lo de los ángeles es realmente interesante, ya que aparecen las dos razas que convivían en las reducciones.
EliminarUn saludo.
Cristina.
Qué interesante todo lo que cuentas. Muchas personas van sólo a las cataratas y se pierden lugares como estos y su historia. Gracias por compartir tantos detalles.
ResponderEliminarGracias a ti, me alegro de que te haya gustado. Cuando viajamos hasta allí tenía claro que teníamos que intentar acercarnos a ver las ruinas de San Ignacio y las recuerdo con cariño porque me impresionaron mucho.
EliminarUn saludo.
Cristina
Qué sitio más interesante, todo en ruinas pero tanta historia detrás, no?
ResponderEliminarSí que es interesante y merece la pena "acercarse" desde Iguazú.
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