Así que cuando me topé en mis búsquedas con el hotel M Innsomnia Akasaka, no pude estar más contenta. Tenía unos cuantos reservados que cancelé para quedarme con esta opción, que cumplió a la perfección nuestras expectativas de servicios, localización, amplitud y precio.
Dormir en el Hotel M Innsomnia Akasaka de Tokio
Aquí os cuento más sobre el porqué de la elección y, sobre todo, cómo resultó nuestra estancia de una semana en este hotel.
Como ya os he adelantado, nuestra elección se basó fundamentalmente en el tamaño de la habitación. Es frecuente que en Tokio los cuartos sean más bien pequeños, en lo que a duras penas caben dos personas, así que ¡imaginaos tres! Nuestro hijo tiene 10 años y es grande, así que lo de compartir cama con él resulta de lo más incómodo. Esta es la opción que te dan muchos alojamientos de la ciudad: puedes compartir camas existentes con menores de 12 años.
Si no, te exigen coger habitación superior, o dos comunicadas o sin comunicar. En muchas ocasiones no ponen cama supletoria tampoco, así que no queda más que apretarse. Y todo esto, hablando de establecimientos de buena calidad y precio nada bajo.
Así pues, al encontrar el hotel M Innsomnia Akasaka y ver que sus habitaciones eran enormes, no lo dudamos. No está situado cerca de la línea Yamanote pero sí tiene el metro (de la línea Chiyoda) a escasos 2 minutos andando, lo cual nos lo hizo muy, muy cómodo.
Como tampoco compramos el Japan Rail Pass para los días de Tokio (sí para la segunda semana de viaje), combinamos metro y tren según nos venía bien cada día.
Se sitúa el hotel en un discreto edificio que fue de apartamentos, por eso las habitaciones resultantes de la reciente remodelación son tan grandes. La entrada sorprende porque primero pasas por una cafetería abierta al público 24 horas y después está la pequeña recepción. Al fondo, unos sillones cómodos y una biblioteca repleta de libros sobre Japón, invitan a descansar un rato mientras te tomas un café.
Nosotros llegamos a eso de las 10 de la noche tras tomar el bus limusina en el aeropuerto de Narita. Elegimos el bus también en función del barrio del hotel. Tokio es tan inmensa que tienes que organizarte bien y era mucho más cómodo el autobús, teniendo en cuenta que nos acercaba a pocos metros del hotel.
Algo desorientados y con sueño llegamos y nos recibieron con mucha amabilidad. Nuestra habitación, la 711, era tal y cómo decía su web un cuarto de aproximadamente ¡50 metros cuadrados!
Nada de estrecheces, la verdad. Al entrar había un pequeño vestíbulo para dejar zapatos, después pasabas a una zona de cocina minúscula pero con fregadero, horno microondas y nevera. Justo al lado un armario triple permitía guardar la ropa con más que amplitud.
La zona de sala de estar se repartía entre un enorme escritorio, sofá, mesa y la cama supletoria para Javier con su pijama preparado encima. Grandes ventanales daban a los rascacielos de Akasaka en los que veíamos luces y gente trabajando a todas horas.
Ya al fondo se encontraba nuestra cama, muy grande, con luces regulables en las mesillas, pijamas para nosotros y el cuarto de baño.
Este tenía bañera, amplio lavabo con multitud de productos de acogida (jabón facial, cepillos de dientes, bastoncillos de algodón, kit de afeitado, etc.) y el maravilloso wc. Me he convertido en una fan de este tipo de retrete-bidé. ¡Qué le voy a hacer!
La primera noche yo no descansé bien debitado al jet-lag y a que amanecía demasiado pronto, entraba algo de luz por las persianas venecianas, pero nada que no pudiera solucionarse con un antifaz (al día siguiente compramos varios).
En el precio de la habitación estaba incluido tantos cafés como quisieras a lo largo del día, y estaba muy bueno, teniendo en cuenta que el café (con leche, espresso o lo que sea) es bastante caro en Japón, esto era interesante. Además la bollería era muy rica, así que nos hacíamos nuestro desayuno a medida con zumo, croissants recién hechos, cereales o lo que quisiéramos cada día.
Solíamos gastarnos unos 1100 yenes (unos 8,50€) en los tres desayunos (la leche caliente de Javier no estaba incluida en la gratuidad de los cafés, una cosa es el café con leche y otra la leche sola... ¡en fin!).
Otro detalle curioso era el pequeño robot Pepper que amenizaba la espera del ascensor. Como sólo había uno a veces teníamos que estar un rato esperando y Pepper movía la cabeza, te seguía con la mirada y te interpelaba incluso si no le decías nada.
En esta zona de Akasaka donde se encuentra el hotel M Innsomnia hay gran cantidad de restaurantes, desde McDonald's hasta establecimientos muy caros. Lo que quieras. Es un lugar de oficinas y embajadas, bastante tranquilo y sin mucho que ver turísticamente hablando, pero a cambio sin el estrés de luces y barullo que te puedes encontrar a apenas 7 minutos de metro desde nuestra parada (Akasaka), en Shibuya (por ejemplo).
También había un 7Eleven, varios FamilyMart, etc. para comprar algo para una cena rápida cuando llegábamos de las excursiones. Es decir, todo muy cómodo.
La primera mañana visitamos Roppongi y la Torre Mori andando desde el hotel, a unos 15 minutos. Es decir, en una ciudad como Tokio vas a tener que moverte en transporte público sí o sí, así que si prima el tamaño de la habitación, que te den sin problemas cama supletoria gratis, buen café y el metro al lado, este hotel es ideal.
En cuanto a precio, deciros que aproximadamente cada noche nos costó unos 160€, así que tampoco podemos decir que sea una exageración para lo cómodos que estuvimos.
Lo mejor del M Innsomnia Akasaka: sin duda el tamaño de las habitaciones, enormes y que acaban de ser reformadas.
Lo peor del M Innsomnia Akasaka: que se cuele algo de luz por las persianas venecianas.
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hola!!! quería saber cómo llegaron hasta el hotel, ya que me hospedaré allí y llegaré desde Narita.
ResponderEliminarPienso en tomar el Narita Limousine pero no sabría bien cuál parada cercana es la más conveniente, a su vez desde allí cómo ir con las valijas hasta el hotel?
Muchas Gracias!
Hola Jenn. Nosotros también cogimos el bus-limusina que nos dejó relativamente cerca. Como estábamos muy cansados y algo somnolientos tras el viaje, no nos complicamos y paramos un taxi que nos llevó en nada al hotel. El bus limusina para en una avenida con trasiego, así que no es difícil parar uno. Además el precio es bastante asequible.
EliminarEspero haberte ayudado. Un saludo y gracias a ti.