Visitar Villanueva de los Infantes

Visitar Villanueva de los Infantes es cruzar un portal temporal y volver a épocas de siglos atrás. Es pasear por unas calles casi intactas, por las que el tiempo ha dejado poca huella. Hace unas semanas cumplí el deseo viajero de pasar unas horas en este bello pueblo de la provincia de Ciudad Real. Aquí te cuento todo lo que puedes hacer en él si decides visitarlo.

Villanueva de los Infantes: patios, patrimonio y Quevedo

Aparcamos el coche procedentes de Argamasilla de Alba en una calle que ya prometía sorpresas, situada justo a la espalda del Convento de Santo Domingo.

Había mucha animación en Villanueva de los Infantes ya que ese fin de semana, reconozco que fue casualidad, se estaba celebrando la llamada Ruta de los Patios.

Durante esos días, que suelen ser en octubre, en torno al puente del Pilar, muchas casas privadas se abren al público para mostrarnos su interior, como veremos en breve.

Nos encaminamos hacia la Plaza Mayor, que sabíamos era bonita, pero no que lo fuera tanto. La plaza de Villanueva es monumental, está porticada en buena parte y se encuentra presidida por la imponente iglesia parroquial de San Andrés.

La declaración de la villa de Infantes como Conjunto histórico-artístico no extraña si nos situamos en medio de esta Plaza Mayor que para sí quisieran muchas capitales de provincia.

Y ya que estamos en la Plaza, hay que entrar en la magnífica iglesia. San Andrés es el santo titular de este templo que sorprende por su tamaño y calidad.

La fachada que da a la Plaza está formada por una gran portada a modo de arco de triunfo con la imagen del apóstol Andrés y el escudo de la casa de Austria.

El interior está compuesto por una única nave gótica, estilo inicial del templo, que está cubierta con una bóveda de crucería y con elementos más tardíos, algunos destacables.

La capilla bautismal, a los pies de la torre, sobresale por su portada renacentista. También hay que asomarse a la capilla de la Orden de Santiago, en la que se adivina el escudo en la deteriorada policromía.

Las dos capillas laterales también destacan: la de la izquierda con decoración de yeserías y un altar dedicado a Santo Tomás de Villanueva (natural del pueblo) y la de la izquierda con un impresionante apostolado decorando la bóveda.

Tampoco podemos pasar por alto el púlpito plateresco ni la capilla de la familia Busto. En ella reposan, tras muchas idas y venidas y cierta polémica, ya en paz desde 2007 los restos mortales de Francisco de Quevedo, el gran literato del Siglo de Oro.

Te recomiendo sin duda perderte por Villanueva de los Infantes y pasear esas calles empedradas que, salvo algún detalle anacrónico, parece que han vuelto atrás a época de Quevedo. Detente ante sus fachadas blasonadas, que son muchas y adivina qué se esconde tras el Palacio de los Ballesteros, el de Melgarejo o la Casa del Arco.

El Hospital de Santiago, dependiente de la Orden del mismo nombre, fue dedicado a la atención de personas transeúntes, mientras que la Alhóndiga, del XVI, fue casa de contratación y también cárcel ya en el XVIII.

Pocas poblaciones de Castilla-La Mancha reúnen tanta monumentalidad (Sigüenza y Almagro son algunas de ellas) y dan buena cuenta del rico patrimonio de nuestra Comunidad Autónoma.

Ruta de los Patios de Villanueva de los Infantes 

Si ya hemos visto que Villanueva de los Infantes está llena de casas señoriales con portadas blasonadas y portalones que invitan a asomarse, te tengo que hablar de la antes mencionada Ruta de los Patios. Si, como yo, tienes espíritu curioso y quieres conocer el interior de estas casonas, una vez al año se abren para que los visitantes (y los locales) puedan ver de primera mano esos patios.

Todos tienen historia detrás, algunos detalles arquitectónicos sorprendentes y todos están vividos porque son casas particulares que se muestran en el fin de semana dedicado a ellos.

Cada patio tiene su horario y por eso conviene coger el programa en el punto de información turística de la Plaza Mayor o en la oficina de Turismo. Además, te esperan sorpresas en forma de música o de obras de teatro en algunos de los patios visitables.

Nosotros disfrutamos con un pequeño concierto en la Casa de la Pirra, con las explicaciones del dueño del Palacio del Melgarejo y con una obrita cómica y caballeresca en la Casa Palacio de Rebuelta.

También suele haber zonas gastronómicas, cata de vinos y demás actividades creativas para divulgar la historia y el patrimonio de Villanueva de los Infantes. Este evento singular está organizado por la Plataforma Campo de Montiel.

Más lugares quevedescos

Si tras visitar la última morada de don Francisco te quedas con ganas de conocer algún otro lugar visitado por él en Infantes, tienes que acercarte al antiguo Convento de Santo Domingo. Llegó Quevedo a Villanueva en un estado muy deteriorado tras su paso por la cárcel de León y tuvo que parar en lo que él pensaba sería una estancia corta camino de Andalucía.

La iglesia, fundada a finales del siglo XVI, destaca por su tamaño y por la decoración interior con motivos manieristas, escudos heráldicos, emblemas de la orden dominicana y frescos referentes al santo fundador, Santo Domingo de Guzmán.

Si quieres ver la celda donde pasó sus últimos días podrás hacerlo saliendo y entrando en el Convento por la calle de al lado. En este austero lugar vivió don Francisco. Hoy en día es un privilegio poder pisar el suelo por el que anduvo uno de los más grandes literatos.

Y hasta aquí nuestro recorrido por Villanueva de los Infantes. Puede ser mucho más amplio, ya que podemos seguir hasta el yacimiento de Jamila o visitar el Santuario de la Antigua o muchos más conventos. Sin embargo, nosotros estuvimos un día nada más, lo que hará que regresemos sin duda a este lugar de La-Mancha cargado de historia como tantos rincones de nuestra comunidad.