La historia del Castillo y del Convento va mucho más allá de épocas medievales. Como suele suceder, se levantó sobre restos de pueblos anteriores: hay constancia de visigodos y aún más atrás en el tiempo se puede llegar hasta la Edad de Bronce con asentamientos a los pies del cerro.
Hoy en día se realizan visitas guiadas por el mismo precio que la individual. Hay que reservar previamente porque hay un límite de 10 personas, además del guía, pero conviene realizar así la visita para entender este gran complejo fortificado y poder apreciar lo que estamos viendo en cada momento.
El Castillo de Calatrava La Nueva ya aparece reflejado en crónicas del siglo XII y se convirtió en sede de la Orden de Calatrava cuando esta abandonó su anterior morada, Calatrava La Vieja. No hay constancia de las fechas exactas de construcción pero sí fue citado por Nuño de Lara en el año 1187.
Permaneció en uso hasta el siglo XIX, más allá incluso del traslado de la Orden a la cercana Almagro. Las desamortizaciones y la supresión de órdenes religiosas causaron el abandono del mismo a mediados de siglo.
Nada más acercarnos llama la atención la originalidad de las torres del Castillo. Fueron construidas aprovechando la línea del relieve y así, cuando la bordeamos, se aprecia perfectamente que el arranque de la construcción parte de distintas alturas. Tal y como vaya la roca, así aparece la edificación construida encima. Era sin duda una manera de aprovechar el material donado por la naturaleza, así como de ir más rápido a la hora de construir la fortaleza.
La calle de los artesanos
Así se denomina a la zona que abarca las distintas edificaciones destinadas a varios oficios necesarios en su momento para la subsistencia de la fortaleza. Hoy podemos visitar lo que nos ha llegado de la antigua herrería (con fragua y hornos), el molino harinero o las habitaciones de los obreros que trabajaban allí.
La calle rodea el castillo, siguiendo el desnivel del terreno y la bordea un sistema de albañales necesarios para la evacuación de las aguas residuales fuera de la muralla.
Esta zona se abandonó en el siglo XIV, usándose como escombrera y tapándose las antiguas construcciones.
En la imagen inferior podemos ver los arcos de la techumbre del antiguo molino y ya en el exterior, la tercera línea de muralla que defendía la ciudadela por su parte más expuesta.
Como dato curioso hay que mencionar el falso muro levantado durante el rodaje de la serie "Treinta monedas" de Álex de la Iglesia, que aún no ha sido derribado y que aparece un tanto sin sentido en la parte de la herrería.
Iglesia del Sacro Convento
Tras el paso por la "calle de los artesanos" y tras asomarnos a diversas terrazas y comprobar la existencia de un gran aljibe para el abastecimiento de agua, llegamos al lugar que más impresiona: la iglesia conventual con aires fortificados al exterior y enorme rosetón. Fue levantada en los primeros años del siglo XIII y estaba destinada a las ceremonias de los caballeros de la Orden de Calatrava.
Aparece coronada por almenas y cuenta hasta con un camino de ronda, también llama la atención su construcción aprovechando las elevaciones del terreno y el abocinamiento de los vanos del ábside, que más que ventanas parecen y son saeteras. Elementos constructivos de carácter militar aplicados a la iglesia de una orden religiosa de origen y finalidad militar.
El enorme rosetón fue construido en tiempos de los Reyes Católicos y tal y como nos contó la guía lleva un buen tiempo esperando su acristalamiento. Las administraciones son demasiado lentas a la hora de proteger nuestro patrimonio, no importa que sea Bien de Interés Cultural, y el deterioro producido por la climatología es evidente. En fin...
Al interior, la iglesia muestra la pureza de líneas propia de las iglesias cistercienses, no en vano la Orden de Calatrava sigue la regla del Císter, que no es otra que la de San Benito.
Es un templo de planta basilical, de tres naves con cabeceras semicirculares y de estilo de transición entre el Románico y el Gótico. La nave central es más alta y ancha que las laterales y cuenta con soportes de pilastras con columnas adosadas que sustentan los arcos de piedra y las bóvedas de crucería realizadas en ladrillo.
Los materiales con los que se edificó la fortaleza son sencillos y de origen cercano a la misma. Así hemos visto el aprovechamiento de la roca para levantar las torres y cabe destacar también el material de origen volcánico de los alrededores, así como el ladrillo.
La nave norte cuenta con diversas capillas de las que nos han llegado muy pocos restos: la del Comendador Mayor Diego García de Castrillo, la de maestre Diego García de Padilla o "Capilla Dorada" con el emblema de la poderosa familia, la Sacristía (pendiente de excavación) y la Capilla Mayor, entre otras. En esta última se celebraba la solemne ceremonia de imposición del hábito de la Orden de Calatrava.
En los dos ábsides menores se pueden apreciar diversos escudos en las rejas de entrada: en el de la izquierda está la capilla de Pedro Girón Pacheco, hermano de Juan Pacheco (Marqués de Villena en tiempos de Isabel de Castilla); en el ábside de la derecha, la capilla del maestre Gonzalo Núñez de Guzmán.
La puerta de la nave sur da directamente al claustro, aunque en el recorrido se accede por otro sitio, o más bien, lo que queda de él.
Según se sale de la iglesia a mano izquierda se encuentra el cementerio, debidamente marcado por la presencia de cipreses (plantados siglos después). El cementerio recibe el nombre de "Campo de los Mártires" ya que a él se trajeron los restos de los caballeros calatravos muertos en la batalla de Alarcos y en la defensa de Calatrava La Vieja.
Los dominios de los caballeros de la orden de Calatrava
En el recorrido guiado, tras pasar por la iglesia, vamos accediendo a distintos niveles de fortificación hasta llegar a la parte más alta. Desde ella se puede apreciar el paisaje de alrededor, que corta la respiración por su inmensidad.
Nos encontramos ante un paisaje de monte de aceches, quejigos y enebros (entre otras especies arbustivas). Ya hemos comentado el aprovechamiento de la roca de origen volcánica procedente de la Atalaya.
A los pies de dicha Atalaya se sitúa el Castillo de Salvatierra, levantado por los primeros musulmanes y que fue ocupado tanto por estos como por cristianos hasta 1226 cuando fue abandonado.
Al fondo de la imagen, hacia Andalucía, se puede apreciar (en la foto) el paso natural de las tropas por el espacio con forma de V entre las montañas. Por allí pasaron los primeros musulmanes en el 711. No en vano nos encontramos en tierra de fronteras y de conquista. Desde Calatrava La Nueva se puede llegar con la mirada hasta zona de Córdoba y Granada y más hacia la izquierda hasta Jaén. Los Montes de Toledo se avistan hacia el noroeste.
No hay duda de la singularidad de este emplazamiento, ideal como sede de una orden militar ya que nos encontramos a casi 1000 metros de altitud lo que permite avistar en mucha distancia alrededor (salvo la vista norte ocupada por un monte) y haciendo que la propia orografía haga la fortaleza inaccesible.
La zona del Castillo
La mayor parte de las edificaciones militares que nos han llegado son anteriores incluso a la ocupación del mismo por la Orden de Calatrava. Al exterior se suceden las alturas hasta llegar a plantas de las que no quedan restos. En el interior las construcciones son abovedadas en su mayor parte con elementos defensivos como las entradas en recodo propias de la arquitectura musulmana.
Estas bóvedas de cañón se construían sobre moldes de madera llamados cimbras. En el caso de Calatrava La Nueva se supone que se hicieron portátiles de manera que cuando solidificaba la bóveda sobre la estructura de madera, ésta se movía para construir el tramo siguiente.
Lo curioso es que en la entrada de la fortaleza podemos ver restos de la cimbra utilizada en dicho espacio abovedado. Es muy poco habitual ver restos de una estructura tan antigua (en torno al siglo XII) y que estos hayan llegado hasta nuestro días.
Tras este curioso espacio se llega al comedor abovedado que se abre al patio de armas del castillo a través de tres arcos.
Muchos de los daños que aparecen en los distintos torreones fueron causados por el fatídico terremoto de Lisboa del año 1755, que afectó a gran parte de la Península Ibérica.
La zona conventual
La última parte del recorrido es la zona conventual propiamente dicha. De la misma han llegado muy pocos restos hasta nuestros días: el abandono, la utilización de materiales para otros usos y la Desamortización, además de las guerras, dejaron como consecuencia unos espacios en los que es muy difícil adivinar los distintos elementos arquitectónicos.
Gracias a la guía pudimos observar lo que queda de los arranques de los arcos del claustro, ver al exterior el refectorio y apreciar la división de las celdas de los freires.
Sin duda una pena no poder ver la parte conventual en todo su esplendor. No obstante, no es difícil adivinar las estructuras y completa perfectamente la visita a esta ciudadela.
Datos prácticos del Castillo de Calatrava la Nueva
Horario de apertura:
Octubre a marzo: lunes cerrado. Martes a viernes de 11-14 y de 16 a 18. Sábados: abre a las 10 y domingos horario continuo de 10 a 18.
Abril a septiembre: se amplía el horario de tardes hasta las 20:30 y los domingos hasta las 21. Lunes cerrado.
Precio: 4€ y reducido, 2,5€. La visita guiada no supone ningún extra al precio de la entrada.
Teléfono para reservar visita guiada: 926 693119
Y hasta aquí el recorrido por el Castillo de Calatrava La Nueva, uno de los muchos tesoros de Castilla-La Mancha que gustará a niños y adultos y en el que viajaremos al pasado medieval de nuestro país.
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