11/3/24

Qué hacer en Kandersteg, el pueblo suizo perfecto

Si pensamos en Suiza a muchos de nosotros se nos irá la imaginación hacia esos pueblos encantadores encaramados a la montaña y rodeados de prados, vacas y cumbres nevadas. Pues bien, hoy os traigo una de esas localidades, Kandersteg. Y para saber qué hacer en Kandersteg, al que yo he llamado el pueblo suizo perfecto, sólo tenéis que leer este artículo. 


Qué hacer en Kandersteg el pueblo suizo perfecto




Qué hacer en Kandersteg: el pueblo suizo perfecto


Kandersteg se encuentra en el llamado Oberland de Berna. Es decir, la zona más elevada del cantón que lleva el nombre de la capital suiza. Está ni más ni menos que a 1200 metros y cuenta con una impresionante visión de las montañas que lo rodean, entre las que destaca el Blümlisalp de 3664 metros sobre el nivel del mar.

Para llegar hasta Kandersteg lo mejor es el tren, como sucede en toda Suiza. No he visto nunca unas líneas ferroviarias tan eficientes, puntuales y con buen servicio. Salvando quizás las de Japón. Yo llegué hasta este pequeño pueblo suizo en verano y junto a una buena amiga para recoger a nuestros respectivos hijos que se encontraban en el Centro Scout Internacional (situado en Kandersteg). Tenían que regresar a España antes de finalizar el campamento y nos pareció buena idea ir "casi de excursión" hasta allí. Fue poco tiempo el que pasamos en Kandersteg, pero desde luego, lo aprovechamos mucho. 

Como nuestro avión había aterrizado en Ginebra el día anterior, ese fue el lugar en el que tomamos un tren hasta Brigg. Allí hicimos un rápido cambio y cogimos otro tren que fue subiendo poco a poco por las montañas, atravesando algún túnel, hasta llegar a Kandersteg.


Qué hacer en Kandersteg el pueblo suizo perfecto




PASEAR POR SUS CALLES Y SUS PRADERAS

¿Qué puedo decir de un pueblo pequeño y perfecto como Kandersteg? Pues que es un placer relajante pasear por sus calles, escasas, todo hay que decirlo. Se componen de un puñado de chalets suizos muy cuidados, con jardín, aperos de labranza y gente que toma el sol (estuvimos en agosto).  Daban ganas de saludar a las pocas personas con las que nos cruzábamos, como cuando vas a un pueblo español. Nada más bajar del tren ya vimos a lo lejos nuestro hotel, el Belle Epoque Victoria Hotel, uno de los edificios más grandes del lugar.

Vamos, que no hay pérdida porque, en modo suizo, todo está muy bien indicado para excursionistas y automovilistas, con lo cual enseguida te sitúas. 

Kandersteg es un centro turístico desde principios del siglo XX con lo que no habrá problema en encontrar alojamiento; eso sí, a precios suizos y con tiempo ya que está muy demandado por su situación estratégica en esta zona del país. 

Durante el invierno Kandersteg es un paraíso para el esquí de fondo, cuenta asimismo con una pista de patinaje sobre hielo y con zonas de escalada en hielo o pesca glaciar. 

En verano, la estrella es el Oeschinensee, un lago de origen glaciar que se convierte por sí mismo en destino de excepción y que forma parte del Patrimonio Natural de la UNESCO junto con el Jungfrau Aletsch.


SUBIR AL OESCHINENSEE


Qué hacer en Kandersteg el pueblo suizo perfecto


Sabíamos que nuestra estancia en Kandersteg iba a ser breve, así que teníamos que aprovechar el tiempo. Como es un lugar pequeñito no hubo problema, a escasos metros del hotel estaban las señales que marcaban el camino hacia el funicular de subida al lago. Para llegar tuvimos que dar un paseo entre prados y cultivos, pasar junto a la pequeña iglesia católica y llegar a la base del funicular. 

No habíamos comprado el Swiss Travel Pass ya que íbamos a estar muy poco tiempo en el país y estábamos preparadas para los precios suizos del transporte, unos 25€ el billete sencillo del funicular. Bastante caro, la verdad. Pero fue nuestro día de suerte, una señora que viajaba en grupo nos regaló sus abonos de funicular que le habían dado en su hotel y no iba a poder aprovechar. ¡Cosas de los suizos, tan amables y eficientes! También está la opción de hacer la subida andando por un camino sinuoso entre vacas y excursionistas. 

Según vas llegando a la parada se puede ver otra de las atracciones de Kandersteg: el gran tobogán veraniego de curvas imposibles y descensos vertiginosos. 



Qué hacer en Kandersteg el pueblo suizo perfecto



Una vez en la parada del funicular aún queda un paseíto de unos 24 minutos hasta llegar al lago. El sendero está asfaltado y bien trazado e incluso se puede ir en pequeños taxis ecológicos. Os recomiendo ir andando y daros mucha crema solar, el calor aprieta de lo lindo y la altura provoca mayor radiación.

El Oeschinensee es un espectáculo, turístico, que merece la pena. Es de un color azul peculiar y puedes ver y oir el ruido de las cascasdas que lo nutren fruto del deshielo. Allí arriba se puede navegar en barcas de madera, bañarte si eres valiente, tomar el sol o, simplemente, contemplar el paisaje. Nunca mejor dicho. Además hay bastantes locales de hostelería para tomar algo en mesas de merendero o terrazas algo más sofisticadas. 



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DORMIR EN KANDERSTEG EN EL BELLE EPOQUE HOTEL VICTORIA


Tras la excursión al lago Oeschinen tocaba descansar, habíamos tenido una jornada intensa con el traslado desde Ginebra incluido. Y para el descanso, nada mejor que quedarnos en nuestro Belle Epoque Hotel Victoria que contaba con piscina cubierta, un jardín precioso y restaurante. 

Nuestra habitación daba a la entrada principal del hotel, un conjunto compuesto por chalet tradicional que data del siglo XVIII  y otro edificio, el Victoria añadido cuando Kandersteg comenzó su boom de visitantes en torno a 1895.


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La habitación era amplia, decorada al estilo tradicional suizo, con un baño pequeño pero suficiente. Las camas eran cómodas y la tranquilidad estaba asegurada salvo por el ruido de la madera de los suelos.


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La tarde la pasamos en la piscina del hotel y después viendo la caída del sol desde las tumbonas del jardín. No nos extrañó nada que los viajeros del XIX se enamoraran de este rincón de Suiza. En pocos lugares he tenido la oportunidad de contemplar esas vistas desde la piscina. Un lujo auténtico y muy especial. 

Qué hacer en Kandersteg el pueblo suizo perfecto



La terraza del restaurante del hotel se iba animando poco a poco y como no encontramos muchos restaurantes en el paseo que dimos al anochecer, decidimos volver al hotel y cenar allí. El tiempo acompañaba y la comida también. 

Así sucedió a la mañana siguiente, mientras esperábamos que llegaran nuestros scouts. El desayuno se servía en un bonito salón muy años 20. Recuerdo especialmente lo riquísimos que estaban los yogures, no en vano estábamos en tierra de quesos, lácteos etc. Si quieres reservar en este bonito hotel sigue este enlace de afiliación.



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Ya nos quedaba poco tiempo en Kandersteg que poco después iba a celebrar su semana veraniega de la Belle Epoque. Se trata de una fiesta en la que los visitantes rememoran esa época de esplendor a través de bailes, vestidos etc. En invierno se celebra una versión de temporada con raquetas de nieve etc. Debe ser un espectáculo digno de verse. 



Y hasta aquí llega nuestro recorrido por Kandersteg, el pueblo suizo perfecto. Un lugar para desconectar y que merece la pena aunque sea de manera tan breve como hicimos nosotras. Si en España contamos con pueblos como Alarcón, sacado de un cuento medieval, en Suiza nos podremos sentir Heidi en lugares como Kandersteg. 







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