28/10/14

Hotel I Portici, Bolonia

El hotel I Portici fue nuestra elección en Bolonia. Esta ciudad tiene más de 37 kilómetros de soportales, de calles porticadas por las que se puede caminar recorriendo todo el centro sin miedo a mojarse por la lluvia, o sin pasar demasiado frío o calor según la estación del año.

De estos pórticos toma el nombre el hotel que hoy traigo al blog: I Portici. Lo elegimos la pasada Semana Santa para pasar cuatro noches de vacaciones por varias razones: porque nos pareció muy nuevo y cuidado, por su buena localización y por el precio razonable que nos ofrecían esos días (en habitación triple con desayuno incluido).


Cumplió el hotel nuestras expectativas en todos estos aspectos. En cuanto a su localización, se puede decir que es excelente, ya que se sitúa en la vía della Independeza, a apenas 200 metros de la estación de tren y, subiendo por la misma calle, a 10 minutos en un paseo tranquilo de la Piazza Maggiore, el centro de la vida urbana boloñesa.

De hecho, el autobús que lleva a los pasajeros desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad, para a pocos metros en la misma calle. Nosotros nos saltamos la parada y llegamos hasta la estación (era de noche y se veía poco, je, je).

I Portici se sitúa en el Palazzo Maccaferri, edificio de 1900 construido en estilo Liberty. Las labores de adecuación y restauración han sido grandes y se reflejan en la estupenda conservación de los bellos frescos novecentistas de los techos, tanto de espacios comunes como de las habitaciones.


Nuestro cuarto nos recibió en penumbra ya que era de noche cuando aterrizamos en la capital de Emilia-Romagna, pero la sensación fue buena. Era muy grande y contaba con amplio espacio en la entrada con armario minimal, sin estructura y con sitio para maletas y demás.


Pasando por un hueco abierto en un añadido de pared que no llegaba hasta el altísimo techo con frescos, se accedía al dormitorio que contaba con dos camas "king" y en una esquina una cama francesa para Javier. Todo decorado en tonos blancos y un aire minimal que contribuía a dar más sensación de espacio a la de por sí gran habitación.



El baño no era muy grande, con una amplia cabina de ducha, lavabo individual y también todo blanco, traslúcido en algunos detalles como los complementos, y quizá un poco frío por la preeminencia del blanco a cada poco.


Debo decir que las camas eran comodísimas, aunque nos mostramos bastante torpes a la hora de "montar" los edredones. Lo que es la falta de experiencia en estas lides. El cuarto era silencioso ya que daba hacia la cristalera que cubre el jardín interior de la recepción, no le faltaba luz por la mañana aunque esos días fueron bastante nublados.


Por la mañana, antes de bajar al salón de desayunos, nos paseamos por las salas de conferencias, el bar y la terraza. Son magníficas, enormes y bien pertrechadas, además de que cuentan con unos techos igualmente bellos y decorados con frescos. La terraza del bar se abre a los Jardines de la Montagnola, inaugurados nada menos que en el siglo XVII y que con sus seis hectáreas se convierte en un pulmón verde en pleno centro de Bolonia.


A pesar de todos estos espacios tan cuidados, el lugar más espectacular del hotel es sin duda el salón de desayunos y restaurante. Este, llamado como el hotel, ha sido galardonado recientemente con una estrella Michelín. El lugar que lo alberga es un antiguo café-concierto de 1899, el Teatro Edén, que desde su rehabilitación ha recobrado el esplendor anterior. Con un piano de cola en el escenario, mesas que se reparten en el antiguo patio de butacas y en los palcos, y una oferta completísima a la hora de desayunar, hacía que nos demorásemos al tomar la primera comida del día.


La decoración Liberty de los estucos, los frescos y los cristales esmerilados y tallados con alusiones a las artes escénicas hacen de la contemplación del entorno un complemento perfecto al desayuno, que con productos de calidad como zumo natural recién exprimido, yogures de los Alpes, embutido, bollería recién hecha, etc. no puede ser mejor.


Pertenece este hotel al grupo Small Luxury Hotels of the World y a pesar de no ser barato, con suficiente tiempo de antelación se puede encontrar alguna "oferta" que lo adecúe un poco más al bolsillo.

Así pues, si viajáis a Bolonia y queréis alojaros en un buen hotel, muy céntrico, cuidado y a la vez situado en un lugar con historia, I Portici no os decepcionará.



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Lo mejor de I Portici: su localización en pleno centro de Bolonia y su cuidada ambientación.

Lo peor de I Portici: tanto blanco en la decoración de las habitaciones puede cansar y ser un poco frío, aunque esto va por gustos.


4 comentarios :

  1. Increíble el salón del desayuno, desde luego!!

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  2. Sii, y además muy rico todo. Un lugar estupendo para alojarse en el centro de Bolonia, que también es una ciudad que merece una visita.

    Un saludo.

    Cristina.

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  3. Que bien te cuidad Cristina. Me ha gustado sobre todo el salón del desayuno

    Saludos
    GranPumuki
    Mis relatos: http://blogdeviajesdepumuki.blogspot.com

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    Respuestas
    1. Si!! Ja, ja, cuando puedo me gusta ir a lugares con algo especial y en este caso, comparando precios con otros hoteles similares este se llevaba la palma por calidad a un precio similar, así que no dudamos. El salón del desayuno, el antiguo teatro Belle-epoque es espectacular y la restauración del edificio en general, magnífica.

      Un saludo.

      Cristina.

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