Estos rincones pueden pasar desapercibidos o no, ya que algunos están situados en lugares de mucho trasiego, lo cual no quiere decir necesariamente de atención. El haber paseado tantas veces por sus calles hace que sea una suerte de experta en ella y pueda y quiera compartir esa esquina, esa placita, ese rincón en definitiva que hará que cuando la visites, la descubras de un modo particular.
Salamanca y mis rincones favoritos en la Ciudad Patrimonio
- La vista desde el Jardín de la Merced: este jardín situado a pocos pasos de los Patios de Escuelas, justo por su lado trasero y entre las facultades de ciencias del casco antiguo, está colgado sobre la antigua muralla helmántica.
¿Por qué me gusta? Por la hermosa y diferente vista que proporciona, sobre el río Tormes y el Puente Romano hacia la iglesia del Arrabal y el Parador de Turismo. Además, no suele estar muy concurrido, por lo que es un buen lugar para descansar en los paseos salmantinos.
¿Por qué me gusta? Porque es uno de los conjuntos monumentales salmantinos más imponentes, porque esta iglesia es mi parroquia y en ella me casé y porque el altar mayor está presidido por la magnífica "Inmaculada de Ribera" que hay que ver sí o sí al ir a Salamanca. Además, la cúpula de la Purísima es la más bella de la ciudad.
- Colegio de Fonseca: este es el único de los viejos Colegios que se conservan y lo llamamos de los "irlandeses" porque acogió durante sus inicios a estudiantes procedentes de Irlanda por las persecuciones religiosas allá por el siglo XVI.
¿Por qué me gusta? Por su magnífico claustro, de los más bellos de la ciudad; porque en él se hacen las "Noches del Fonseca", con estupendas representaciones teatrales y conciertos y porque, además, su situación, en cuesta respecto al resto del casco antiguo, ofrece una maravillosa vista hacia las catedrales que no hay que dejar pasar por alto.
- La Calle de la Compañía, hacia la Plaza de las Agustinas. Mira que es bella esta calle, con sus farolas, su leve cuesta y su promesa de monumentalidad por metros. Siempre hay que pasar por ella y disfrutarla, a cualquier hora del día.
¿Por qué me gusta? Porque la he recorrido infinitas veces, a todas horas y luces; y si tengo que quedarme una dirección, me gusta más de bajada, con la torre de Monterrey asomando. Y más en invierno que en verano.
- El primer piso del claustro de la Casa de las Conchas: ahora biblioteca y en restauración, pero habitualmente abierto al visitante.
- La calle Calderón de la Barca, hacia la catedral: estrecha y corta, casi desapercibida entre Libreros y Plá y Deniel, pero bella y recoleta.
¿Por qué me gusta? Porque al fondo se aprecia la portada principal de la Catedral Nueva, mientras a la izquierda cuelga la parra de la casa del rector, a la que cantó Unamuno cuando lo fue. Además, tras pasarla está la cabecera de la capilla de la Universidad con el escudo del Papa Luna.
¿Por qué me gusta? Por su tranquilidad (cada vez menor) y por su situación a la sombra de las Catedrales y sobre el Tormes. Las noches de verano son especialmente bonitas en el Huerto de Calixto y Melibea.
- La plaza de Colón: espacio arbolado y que pasa desapercibido según bajas la calle San Pablo, desde la Plaza Mayor, hacia los Dominicos. Allí está Colón apuntando hacia la calle Pan y Carbón y detrás la Torre del Clavero, una de las primigenias torres de la muralla salmantina.
¿Por qué me gusta? Porque es otro rincón inesperado entre la monumentalidad de la ciudad y porque la Torre del Clavero es de esos lugares singulares y poco visitados.
- Calle del Corrillo: esta singular calle porticada sólo de un lado es el bullicioso tramo que hay entre la Plaza Mayor y la calle de la Rúa. Muchas veces pasa desapercibida por esta razón, ya que solo en raras ocasiones puede uno verla con calma.
¿Por qué me gusta? Por el soportal cuyas columnas tienen alegorías a los días de la semana. Además tiene un sabor diferente y especial con los cafés (bueno tenía, ahora quizás sea demasiado turística). Aún recuerdo al poeta Adares que vendía sus libros en el Corrillo.
- La Plaza de la Libertad: una plaza arbolada, con una fuente en el medio que suele helarse los días de intenso frío salmantino, en la que yo jugaba de pequeña.
¿Por qué me gusta? Porque está al lado de mi casa y justo antes de la Plaza Mayor, porque en ella pasé horas de pequeña y porque tiene un encanto tranquilo en pleno centro.
- La esquina de la Cuesta Palominos con la calle de la Rúa: desde aquí el conjunto de la Clerecía y la Casa de las Conchas es verdaderamente imponente.
¿Por qué me gusta? Porque es de los pocos sitios desde los que se puede apreciar el conjunto de ambos edificios singulares.
- Patio de Escuelas Menores: que recibe muchos menos visitantes que el de las Escuelas Mayores, ya que desde este se aprecia la fachada de la Universidad y se busca la sempiterna ranita.
¿Por qué me gusta? Porque es bonito, elegante y mesurado y porque acoge el Cielo de Salamanca, una obra de Fernando Gallego que me fascina. No dejéis de visitarlo.
- El pórtico de los Dominicos: en este pórtico que ofrece vistas de la fachada de los Dominicos, se recuerda la visita de Colón, que no lo conoció porque vino años antes de su construcción, pero que sí estuvo en el convento para exponer su proyecto de viaje.
¿Por qué me gusta? Por su singular perspectiva de un lado hacia los Dominicos y de otro hacia las Catedrales
- El claustro de las Dueñas: esta maravilla renacentista es de mis claustros favoritos entre todos los que conozco y además acoge a una comunidad de monjas contemplativas que hacen unos dulces buenísimos.
¿Por qué me gusta? Porque es una joya plateresca llena de detalles.
- Calle de las Úrsulas: está cerca de mi casa salmantina y acoge varios conventos a cada cual más singular. Además, justo a la entrada se encuentra una estatua de Unamuno que mira hacia la que fue su casa, la llamada Casa de las Muertes. La calle de las Úrsulas es sin duda de las más especiales de la ciudad.
¿Por qué me gusta? Por el bello convento del mismo nombre, el de la Vera Cruz y sus singulares vistas hacia la cúpula de la Purísima.
- La salida de la Plaza Mayor por el gran arco que da a Poeta Iglesias: ofrece una visión diferente de la Plaza, viniendo por la Calle San Pablo. Aquí se aprecian las distintas alturas de la Plaza y de sus viviendas hacia la parte trasera en un conjunto urbano singular.
¿Por qué me gusta? Por ofrecer una diferente visión de la Plaza, menos majestuosa, pero más popular.
- Plaza de San Benito: un rincón de esos únicos en Salamanca, justo al lado de la Compañía y singular entre todas las plazas salmantinas con su iglesia dedicada a San Benito y sus palacios con fachadas renacentistas.
Hasta aquí este recorrido de mis rincones favoritos dentro de mi ciudad. Y tú, que conoces bien Salamanca, ¿quieres compartir tus lugares favoritos?
Salamanca y su rana en la Universidad, qué bonita ciudad, me encanta tu entrada, muy interesante.
ResponderEliminarSaludos viajeros
LoBo BoBo
Gracias Paco. He intentado visitar lo menos conocido o lo conocido pero desde otro punto de vista. Por eso en este post no sale la Plaza ni la Universidad. Se trata de esos rincones que me gustan como salmantina y en los que siempre digo...¡pero qué bonito es esto! aunque necesariamente no sean los más visitados.
EliminarUn saludo.
Si me voy un sábado o un finde, me harías de guia?
ResponderEliminarSi estoy por allí, avísame y sin problema. No voy demasiado, apenas tres veces al año, pero si coincidimos, encantada. Igualmente, te daré las recomendaciones necesarias para que disfrutes mi ciudad.
EliminarUn saludo.
Esta chulo este post porque más allá de los grandes monumentos, la gracia de Salamanca está en aquellos rincones menos concocidos. Estas calles con soportales o esas fachadas, como la del Palacio de Solís, que podrían pasar desapercibidas a primera vista.
ResponderEliminarClaro, Jordi. Y el hecho de ser de allí me permite cada vez que voy pasear por todos estos lugares. Además, mi casa está junto al centro histórico y para mí es habitual un paseo por la Plaza o sentarme en verano en la Plaza de Anaya.
Eliminar¡Qué gusto!
Me guardo el post porque quizás este verano vaya por allí y todavía no conocemos la ciudad. Muchas gracias por el post!
ResponderEliminarGenial, Aitor. Te encantará y si te llevas el post, te valdrá de mini-guía con rincones por los que a veces uno pasa pero en los que no se fija.
EliminarUn saludo.
¡COMO PARA NO ESTAR ORGULLOSA!MUY LINDO Y QUE BUENA RECOPILACION,PARA QUE CONZCAMOS UN POCO MAS ESE GRAN PAIS.SALUDOS.JOSE.
ResponderEliminarMuchas gracias José.
EliminarUn saludo.
Estuve un mes entero recorriendo estas calles hace dos veranos. Venía preparada para la belleza que me esperaba, pero toda idea se queda corta.
ResponderEliminar¡Qué bien! Un mes entero...tuviste tiempo para disfrutarla en una época llena de estudiantes extranjeros, turistas y mucho ambiente por las calles. Sea cuando sea, Salamanca es una joya llena de rincones únicos.
EliminarUn saludo y gracias por el comentario.