Lo mejor es ir a Kamakura en un día entre semana para evitar la gran cantidad de visitantes que suelen acudir en fin de semana. E incluso así, como nos ocurrió a nosotros, podéis encontraros mucha gente.
El templo Hase Dera hunde sus orígenes en el siglo VIII, cuando una estatua de la diosa Kannon con sus once cabezas fue hallada cerca de Kamakura, a la orilla del mar, según cuenta la leyenda. Así, un templo, este de Hase Dera, fue construido en su honor. Pertenece a la rama del budismo llamada Jōdo o de la tierra pura.
Si todos los templos visitados en Japón destacan por su vegetación y dejan al turista occidental sin aliento, este aún más.
Sin duda es espectacular; de hecho, en esos días del mes de junio que fuimos estaba en pleno esplendor la floración de hortensias y gran número de personas hacían una larga cola para visitar el camino que recorre la colina en el recinto del templo y que cuando llegamos ya no admitía más turistas.
Nada más traspasar la imponente puerta el paisaje de lagos, flores, farolillos y árboles te deja sin palabras. Parece puesto allí para disfrutar durante largo rato de la visión de esa vegetación "colocada" para ensimismarte y enamorarte a partes iguales.
Eso es lo que más nos gustó del templo Hase Dera. Su espectacular vegetación, y eso que en Kamakura las visitas ya nos habían colmado de ella, pero este templo es aún más especial por situarse cerca de la costa y contar con unas vistas espectaculares de ella.
Esa tarde ya bajaba la bruma y apenas se podía intuir la presencia del mar, difuminado con el cielo. Pero en días abiertos, las vistas deben ser maravillosas.
En el recorrido colina arriba hacia las estancias principales, llaman poderosamente la atención la gran cantidad de estatuas Jizo que vamos encontrando. Son ofrendas que han ido haciendo al templo los padres de niños no nacidos o fallecidos a edad temprana.
Las estatuas Jizo son visibles en muchos lugares de Japón (y en otros países de tradición budista) y en muchas ocasiones llaman la atención por llevar gorros o baberos de color rojo. Son representaciones de Jizo Bosatsu, uno de los bodhisattva (salvador celestial) más respetado por estar vinculado a la maternidad y a la infancia.
Este bodhisattva va a cuidar de las almas de los pequeños y así podemos ver en el templo de Hase Dera una gran cantidad de estatuas y de ofrendas relacionadas con la infancia.
En muchos rincones del templo el visitante se encuentra con tiernas estatuas de rasgos infantiles, así como con detalles únicos en fuentes o campanas.
El edificio principal del templo Hase Dera acoge la estatua de Kannon de once cabezas que mencioné antes. Cada cabeza representa una de las cualidades de la diosa. Es la estatua de madera más grande de todo Japón y mide más de nueve metros de altura.
Además de la sala principal, se puede visitar el Bentendo o sala de la figura de Benten, diosa hindú de la música, la riqueza y la sabiduría que fue adoptada por el budismo.
Y, sobre todo, lo mejor de este templo es su entorno, sus jardines, sus vistas sobre la bahía y la naturaleza que lo rodea y completa a cada paso. Merece la pena dejarlo para el final de nuestra visita a Kamakura, es un broche de oro, sin duda alguna.
Desde el año 1992 este templo, junto con los demás de la antigua Kamakura, está en la lista indicativa de la UNESCO. Sin duda merece pasar a formar parte del Patrimonio de la Humanidad.
Información práctica:
Horario del Templo Hase Dera: de 9:00 a 16:30 (última admisión media hora antes del cierre).
Cierra los martes
Precio de la entrada: 300 yenes adultos y 150 los niños (hasta los 12 años)
Cómo llegar: en autobús desde la estación de Kamakura, bajándonos en la parada del Gran Buda o Daibutsu (andando a 5 minutos).
También se puede llegar en tren de la línea Enoden, privada; hay que bajarse en la parada Hase, que está a muy poca distancia del templo.
¡Que preciosidad de templo! Desde luego que es una visita que nadie que vaya a Kamakura se debería perder. Con tu descripción me imagino el sitio y tiene que ser increíble. Así que me lo apunto, porque más tarde o más temprano iré a conocer Japón.
ResponderEliminarYo al igual que Mar espero ir a conocer Japón algún día, así que me lo apunto en mi libreta de pendientes, porque me ha parecido maravilloso. Los jardines son una increíbles y la cantidad de jizos me ha llamado mucho la atención.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Yo me uno a poder conocer Japón algún día y, sin duda, una visita al templo Hase Dera en Kamakurra entrará seguro!! Es una preciosidad!!
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