Dormir en el Hotel Castilla Termal Balneario de Olmedo
Nada más traspasar las puertas del hotel, se olvida el frío vallisoletano y te embarga cierto olor a esencias y aguas termales.
El hotel se levantó sobre las ruinas del antiguo convento de Sancti Spiritus, del siglo XII del que se conservan solamente algunos vestigios como la espadaña de la iglesia y el interior de esta, con estucos barrocos y que ahora es un gran salón situado justo antes de la recepción.
La atención a la llegada fue de lo más amable y enseguida pudimos disponer de la habitación, lo cual es de agradecer cuando llegas aterido por el frío.
Nuestro cuarto era amplio, con vistas a la llanura castellana y al jardín del hotel, es decir bastante tranquilo. La decoración era sencilla, con una amplia y cómoda cama, una chaise-longe y mesa escritorio. Tenía en la entrada un gran armario bien surtido de perchas y el baño era muy completo con productos de acogida realizados con las aguas termales del balneario.
Nada hay de estridente en las habitaciones, están pensadas para el descanso y realmente esa noche dormimos estupendamente.
Este Castilla Termal lleva bien el nombre de Balneario ya que cuenta en el subsuelo con aguas termales, mineromedicinales y declaradas de Utilidad Pública. Es un agua que surge a 22 grados y muy rica en minerales y oligoelementos, ideal para las afecciones cutáneas, entre otras muchas cosas.
Nosotros pasamos un rato muy agradable en la piscina termal, que a esa hora tenía bastante afluencia de gente. Tiene esta piscina un montón de chorros, jacuzzis, cascadas de agua, cuellos de cisne etc. También hay una piscina exterior en la que el contraste entre el frío reinante y el calor del agua es de lo más agradable.
Además de esta piscina está la opción de realizar un circuito de contrastes, que se paga aparte, en grupos pequeños en un entorno que evoca las construcciones mudéjares de la zona. El hotel también ofrece todo tipo de tratamientos y de masajes para quien lo desee.
A la hora de cenar y tras un paseo nocturno por la villa de Olmedo, fuimos al restaurante El Hontanar, también en el hotel, especializado en cocina de mercado y con productos de la zona. Ni que decir tiene que nos dimos un auténtico festín. Os recomiendo probar el menú o el medio menú. Sale muy bien de precio y permite tomar algunos de los mejores platos de la carta. Toda una delicia.
En el mismo restaurante se sirve el desayuno por la mañana. Es bastante completo y merece la pena incluirlo en la reserva de la habitación para salir con fuerzas renovadas y conocer todos los tesoros de esa zona de Valladolid.
Por cierto, no te pierdas a pocos kilómetros el interesante Museo de las Villas Romanas de Almenara-Puras.
Lo mejor del Hotel Castilla Termal Balneario de Olmedo: lo confortable de sus instalaciones, la piscina termal y la gastronomía.
Lo peor del Hotel Castilla Termal Balneario de Olmedo: quizás ese día había demasiada gente en la piscina, hay que tener en cuenta que fuimos en plenas vacaciones de Navidad.
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