16/12/19

Parador de Lerma

El Parador de Lerma se divisa desde lejos. Se puede ver en lo alto de la ciudad ducal según viajas por la autovía hacia el norte de España. Y no es para menos, ya que el magnífico edificio que lo acoge fue morada y símbolo de poder del Duque de Lerma.

Dormir, pues en el Parador de Lerma, es hacerlo en uno de los edificios más singulares del Barroco español. Una vez más se unen en esta cadena que es Paradores la historia, el patrimonio y la gestión hotelera.




El Parador de Lerma, descansar en tierras de un valido real


Si en el origen de Paradores se encuentra la gran idea del Marqués de la Vega-Inclán, y que a veces nos olvidamos un siglo después, de que el patrimonio se protege y preserva si lo conocemos y divulgamos, con el Parador de Lerma se ha logrado sobradamente esta función.

La villa de Lerma surgió por voluntad del valido real, el Duque de Lerma, quien en un tiempo récord levantó de la nada una población repleta de conventos e iglesias, calles porticadas y todo lo necesario para que el rey Felipe III pudiera visitar la villa sin mayor inconveniente.

Es decir, sobre todo necesitaba un palacio ducal adecuado a su santo nobiliario y al poder que como valido ostentaba. Y así fue, se construyó a la manera barroca del momento su palacio que hoy podemos disfrutar como Parador de Lerma.

Parador de Lerma nocturno


Es un palacio, que junto al resto de la villa (al menos su proyecto) se encarga a uno de los arquitectos más importantes del Barroco hispano, Juan Gómez de Mora, quien también fue artífice de la Plaza Mayor de Madrid.

Todos los elementos del periodo los podemos encontrar aquí: cuenta con cuatro torres rematadas en chapiteles de pizarra, adornos en la fachada que podemos encontrar en conventos de la villa, cierta austeridad muy propia de los Austrias en la composición, tejados de pizarra etc.

Hoy en día, cuando llegamos a Lerma, sólo tenemos que seguir las indicaciones hacia el centro histórico para llegar a la Plaza Mayor en la que se levanta el Palacio-Parador. Impresionan sus hechuras escurialenses y su gran tamaño.


Parador de Lerma patio

La recepción se encuentra nada más pasar las grandes puertas, a mano izquierda y está bien atendida por personal eficiente y amable, incluso en temporada alta.

Tras las cristaleras se adivina una de las joyas del edificio que es el patio de doble altura con arquería de medio punto y en el que se van distribuyendo las diferentes estancias. Hoy en día un gran conjunto de sofás invitan a sentarse y a intentar imaginar por un momento la época de esplendor barroco del Palacio, cuando el Duque y sus invitados recorrían estas estancias levantadas en un tiempo récord.


Parador de Lerma habitación


Nos guiaron desde recepción hasta nuestra habitación, una de las más singulares del Parador de Lerma ya que se encontraba en uno de los pináculos que rematan el Palacio ducal. Para acceder a ella, no obstante, había que subir unos 30 escalones tras abrir la puerta de la habitación propiamente dicha.

Una vez allí, la vista era inmejorable ya que a través de cuatro ventanales orientados hacia los cuatro puntos cardinales podíamos ver la villa de Lerma, los campos de Castilla que la rodean, la Plaza Mayor, etc.

La habitación no era muy grande y casi todo el espacio estaba ocupado por la cama. El ambiente estaba muy bien logrado, en consonancia con el lugar histórico que ocupa el Parador. Mobiliario sobrio, con toques castellanos y un baño que se separa por un dosel del dormitorio propiamente dicho.

En él teníamos una bañera encastrada y un pequeño lavabo haciendo esquina. El espacio del wáter se encontraba separado por una puerta y, curiosamente también contaba con una estupenda vista al tener una de las ventanas del pináculo.


Parador de Lerma pináculos desde la habitación


La hora de la gastronomía en el Parador de Lerma también está muy bien cuidada. El desayuno se sirve en un amplio horario y en una preciosa sala decorada con tela delicada y que se abre a una balconada. Podrás encontrar de todo, como suele ser lo habitual en Paradores, para iniciar la mañana y además podrás probar delicias de la tierra que es algo muy a tener en cuenta cuando se aloja uno en la cadena estatal.

Para cenar o comer puedes optar por la cafetería de modo más informal y asequible o por el restaurante. En ambos nos encontramos de nuevo con ingredientes burgaleses y cocina castellana de calidad: migas de pastor, asados de lechazo, torta de Aranda (un pan muy especial) y postres tan ricos como las natillas con hojuelas.


Parador de Lerma vista de la plaza


Además hay que tener en cuenta que Lerma, en la que recientemente se ha llevado a cabo la exposición "Angeli" de las Edades del Hombre, merece la pena para ser recorrida en visita tranquila y a ser posible guiada. Pero además, a pocos kilómetros nos encontramos con lugares tan especiales de la provincia de Burgos como son Covarrubias, Silos o Peñaranda de Duero.

Así que el Parador de Lerma será una base estupenda para conocer la cuna de Castilla y disfrutar del "Sueño" del Duque de Lerma casi 400 años más tarde de que fuera levantado.


Parador de Lerma fachada


Lo mejor del Parador de Lerma: la recuperación de un edificio excepcional del siglo XVII español.

Lo peor del Parador de Lerma: que no se haya buscado un lugar alternativo como parking, ya que la Plaza Mayor no puede ser observada ni visitada como se merece.



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