En plena judería de Toledo podemos encontrar uno de los museos más singulares de la ciudad: el Museo del Greco. Se trata de un lugar que va más allá del simple museo dedicado a un autor ya que pretende contarnos cómo se vivía en la época de El Greco. Algo, pues, que lo hace especial y lo convierte en visita imprescindible en la capital de Castilla-La Mancha.
Museo del Greco en Toledo: un paseo por la vida y la obra del pintor cretense
¿Os acordáis de mi amigo Don Benigno de la Vega-Inclán? Sí, el mismo que tuvo la gran idea de crear Paradores fue un gran amante del arte (también copista y marchante) y supo ver el valor que tenía el riquísimo patrimonio español como atrayente de visitantes y divisas. Partiendo de su visión historicista quiso recrear el ambiente en el que vivió El Greco en Toledo y para ello en el año 1905 adquirió varias viviendas cercanas a la Sinagoga del Tránsito.
En estas viviendas se recreará por un lado la casa del Greco y por otro, separado mediante un patio, se hará un pequeño museo de sus obras. Don Benigno fue un hombre generoso que legó al Estado sus bienes y creó una fundación que gestionaba los museos por él fundados: este Museo del Greco en Toledo, la Casa de Cervantes en Valladolid y el Museo del Romanticismo en Madrid.
La primera ocasión que tuve de visitar esta Casa-Museo fue en el año 1999 y debo decir que me pareció un lugar oscuro y polvoriento. Muy en consonancia con un estilo castellano algo rancio y que también era preponderante en muchos Paradores de Turismo por entonces.
Cuando volví tras muchos años, en 2014, el Museo del Greco estaba totalmente renovado, se había reabierto en 2011 con una reorganización de las colecciones, apartando la visión historicista y dando un valor preponderante a la obra pictórica del maestro cretense.
Este museo no es la "casa del Greco" pero sí te permite conocer cómo podría haber sido su forma de vivir a finales del siglo XVI, principios del XVII. Y ahí reside su valor y singularidad actual, además de en la pequeña pero interesante colección que contiene.
Los espacios están perfectamente medidos y la entrada ahora se realiza por el amplio Paseo del Tránsito; tras pasar la recepción se entra a los jardines. Estos son un verdadero remanso de paz que te lleva a través de emparrados, fuentes y rincones a un ambiente singular y evocador de siglos pasados.
En los jardines también encontramos las cuevas medievales, único resto conservado del palacio que Samuel Ha Levi tenía en la judería toledana. No en vano fue tesorero del rey Pedro I de Castilla y hombre de gran poder. Él fue el mecenas que patrocinó la Sinagoga del Tránsito y se supone que su palacio se encontraba donde hoy se levanta el Museo del Greco.
Pero sigamos adelante hasta encontrarnos con unos escalones que se abren en un portón de madera, es la entrada a la casa, y más concretamente al bonito patio de la casa, que está decorado con yeserías, zócalo de azulejos y tinajas renacentistas.
De nuevo lo morisco está presente, entremezclado en tradiciones judías y castellanas, tal y como era Toledo en la época. Así que, merece la pena observar bien el patio y recorrer las estancias que a él asoman. La cocina es buen lugar para comenzar ya que es el lugar donde Don Benigno recibió ilustres visitas, como la del rey Alfonso XIII, poco después de la creación del museo.
El estrado femenino también aparece recreado como en otros lugares que he visitado, como la Casa Museo de Lope de Vega en Madrid. Un espacio íntimo y destinado al solaz de las mujeres de la casa mientras leían, bordaban o simplemente conversaban.
Tras conocer los aspectos de la vida cotidiana de la época, toca acertarnos al Toledo que conoció el maestro y nada mejor que hacerlo con una de sus obras: "Vista y plano de Toledo" nos muestran la ciudad imperial de manera manierista y diferente a la que estamos acostumbrados.
El Hospital de Tavera, extramuros aparece en primer término, detrás la Puerta de Bisagra y a continuación los edificios y la silueta reconocible a través de los siglos. El plano de Toledo tampoco ha cambiado tanto desde época del Greco y se conjuga presente y pasado en un retruécano muy del gusto del cretense.
Subiremos a la primera planta para disfrutar de la joya que es el magnífico "Apostolado": trece pinturas, trece representaciones de Cristo y sus Apóstoles. Son obras peculiares, por momentos desdibujadas en algunos casos, ricas en colores muy al gusto veneciano, rojos, verdes y azules que El Greco aprendió en su estancia en la Serenísima República de Venecia de la mano de los más grandes.
Otros cuadros de temática religiosa se intercalan: como "Las lágrimas de San Pedro" destinado a un oratorio privado o "Cristo crucificado" de Luis Tristán, quien fuera aprendiz en el taller de El Greco.
En el pasillo perpendicular a la sala del Apostolado se pueden ver una serie de retratos llenos de sutileza psicológica: así el de Antonio de Covarrubias, hijo del famoso arquitecto, quien fue un reputado catedrático de derecho en Salamanca e insigne humanista que estuvo presente en el Concilio de Trento.
Nos quedaría ahora recorrer el espacio dedicado a la figura del Marqués de la Vega Inclán y en el que podemos ver una placa conmemorativa de la inauguración del Museo y, entre otras cosas, el magnífico retrato que Sorolla hizo de su amigo Don Benigno. Un retrato a la manera del Greco que sin duda a Don Benigno le gustaría ver en "su" museo.
Datos prácticos del Museo del Greco
Horario de marzo a octubre: 9:30-19:30 de martes a sábado.
Domingo de 10:00 a 15:00. Lunes cerrado.
Horario de noviembre a febrero: 9:30-18:00 de martes a sábado.
Domingo de 10:00 a 15.00. Lunes cerrado.
Para estar al día en cuanto medidas COVID, conviene consultar la web del museo.
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