17/12/14

Otoño en París (y III): un paseo por la grandeur

Para este último paseo por París he dejado la que yo llamo zona de la "grandeur". La más apabullante con sus edificios, avenidas y palacios de piedra y cristal.

Es la más fotografiada con sus Campos Elíseos y el Arco de Triunfo, con sus bulevares, jardines y grandes almacenes de referencia. Con sus "maisons"de alta costura y sus joyerías. Todo el brillo de París se concentra en esta zona atractiva y magnífica.

1. Comencemos en uno de estos palacios, el más famoso después de Versalles y que alberga hoy en día una de las mejores y mayores colecciones de arte: el Louvre. Visita imprescindible en París, llevaría días recorrerlo por completo, así que recomiendo centrarse en lo más importante o en lo que más nos guste a cada uno. Si la "Gioconda" puede decepcionar por su pequeño tamaño y será difícil de observar por la multitud que se agolpa delante, otras obras como la "Venus de Milo", el "Esclavo moribundo" de Miguel Ángel, "La balsa de la Medusa " de Géricault o los delicados cuadros de Boucher y Watteau, harán las delicias de los amantes del arte.

Palacio del Louvre
Exterior del ala Richelieu del Louvre.

El edificio del Louvre es en sí mismo una magnífica construcción renacentista de Francisco I, en el lugar antes ocupado por una fortaleza de 1190. Los posteriores monarcas lo fueron mejorando y ampliando hasta el traslado de la corte a Versalles.

Os recomiendo contemplar la polémica (en su día) pirámide de cristal de I.M. Pei de 1989 e intentar abarcar toda la magnitud del palacio y seguir mirando más allá del Arco del Carrusel hacia las Tullerías, la plaza de la Concordia, con la Torre Eiffel a lo lejos a la izquierda. ¿Os dais cuenta de por qué hablo de "grandeur"?

En el subsuelo se encuentran las Galerías del Louvre, con un montón de tiendas interesantes entre las que destaca la magnífica librería del Museo con una gran colección de libros de arte.

Arco de Triunfo del Carrousel
Arco de Triunfo del Carrousel. Construido para Napoleón en 1805.

2. Los Jardines de las Tullerías son de esos lugares parisinos bellos y cuidados que dotan de verdor el centro de París y crean un eje axial que une el Louvre con los Campos Elíseos y el Arco de Triunfo. Fueron diseñados en el siglo XVII por Le Notre, jardinero real de Luis XIV. Cuentan con una avenida central ancha, con parterres de flores y esculturas enmarcadas por el palacio del Louvre y los típicos edificios con tejado de zinc de la Rue de Rivoli.

Estatua de musa en las Tullerías
Estatua de una de las Musas en los jardines de las Tullerías.

La enorme extensión de los Jardines nos puede servir de aliciente a la hora de tomarnos un respiro ante tanta magnificencia, o para sentarnos un rato en alguna de las típicas sillas verdes junto a un estanque y observar, observar a los turistas, a los colegiales tomando apuntes o simplemente a las palomas y sus vuelos.

Descanso en las Tullerías
Junto a un estanque de los Jardines de las Tullerías.

3. Justo al final de los Jardines, o al principio, según se mire, está una de las plazas más famosas y armónicas de París: la de la Concordia. Llamada inicialmente de Luis XV, se configuró a mediados del XVIII como marco para una estatua de dicho monarca. Está conformado por magníficos palacios y abierto al Sena que pasa majestuoso al lado. Más adelante, en época revolucionaria, la estatua se sustituyó por la guillotina y aquí se ejecutaron en la época del Terror entre otros muchos a Luis XVI, a María Antonieta y al líder revolucionario Robespierre. Fueron dos años y medio en los que murieron guillotinadas más de 1100 personas. 

Más adelante, con espíritu de reconciliación se la llamó de la Concordia y se colocó en el centro un obelisco procedente de Luxor  que tiene más de 3000 años de antigüedad.

Perspectiva desde las Tullerías
Perspectiva desde los Jardines de las Tullerías: el obelisco de la Plaza de la Concordia
y más allá el Arco de Triunfo.

4. Merece la pena desviarnos un poco de la línea recta que estamos recorriendo para pasear por las arcadas de la Rue de Rivoli en la que abundan las tiendas interesantes, en especial algunas librerías. Muy cerca de aquí, otra plaza, más pequeña en tamaño pero no en opulencia: la Place Vendome. Ejemplo perfecto de la mesura dieciochesca fue realizada por Mansart. En la actualidad se conserva estupendamente y alberga casas de joyeros, boutiques de firma y algún hotel de lujo, como el Ritz. Una columna central, que emula a la Trajana de Roma, está coronada por Napoleón.

5. Volvemos sobre nuestros pasos hacia los Campos Elíseos, la arteria más famosa de París y una de las más conocidas del mundo. Poco puedo decir de esta conocidísima calle: que me impresionó la primera vez que fui a París, con 10 años; que está llena de tráfico, que es arbolada, que cuenta con tiendas y locales impresionantes y que siempre está llena de gente. A todas horas.

Campos Elíseos
En los Campos Elíseos con iluminación navideña en 2011.

Al inicio de la avenida, cerca de la Concordia se encuentran las construcciones del Grand y el Petit Palais, creadas para la Exposición Universal de 1900 y que en la actualidad suelen acoger buenas exposiciones temporales.

Señoriales avenidas como la Roosvelt o la Montaigne con sus "maisons"de Alta Costura parten tranquilas en dirección al Sena, al contrario que los Campos Elíseos, siempre llenos de bullicio. La enorme rotonda de l'Étoile (Estrella) fue trazada por el barón Haussmann, gran planificador de París, en el siglo XIX. Allí se sitúa el Arco de Triunfo, otro de los monumentos emblema de la ciudad.

Arco de Triunfo
El Arco de Triunfo en l'Étoile.

"Volveréis a casa bajo arcos triunfales", prometió Napoleón a sus tropas allá por 1805; sin embargo las obras se demoraron casi hasta mitad de siglo. Hoy en día es emblema de la ciudad, se puede acceder a su parte superior y bajo él se celebran homenajes al soldado desconocido y paradas militares.

Hacia La a Défense
Desde el Arco de Triunfo vista del arco de La Défense.

6. Cerca de la gran avenida, se sitúa el barrio de la Ópera. El edificio musical por excelencia de la Ciudad de la Luz, la Ópera Garnier es bello por dentro y por fuera, y además puede visitarse para soñar un poco con los oropeles que acogieron al "Fantasma" y a tantos artistas a lo largo de los años. Modelo de otros edificios de ópera, en la actualidad las funciones de ballet se siguen representando aquí, mientras que la ópera ha pasado al Teatro de la Bastilla.

Madeleine navideña
Iglesia de la Madeleine, con decoración navideña.

Es ésta la zona de los grandes bulevares ordenada por Haussmann, y modelo para la planificación de ciudades que como Barcelona tomaron nota años después. Llama la atención el edificio neoclásico que cual Partenón se levanta acogiendo la iglesia de la Madeleine. Tiendas de delicatessen se suceden en su plaza.

Los grandes almacenes más famosos de París, Printemps y Lafayette, son atracción por las compras, los cuidados escaparates o simplemente para tomar un café. Ambos rivalizan en calidad y belleza de las instalaciones con sus cúpulas modernistas transportando al cliente a un lugar lleno de color.

Cúpula Printemps
La impresionante cúpula modernista de las galerías Printemps.

7. A pocas paradas de metro de estas comerciales calles se encuentra una zona muy famosa y que ha sabido conservar parte del encanto de otra época, de cuando era un barrio lleno de pintores y era cuna de la bohemia europea: Montmartre.

La Place du Tertre con sus pintores y las callejuelas que la rodean hacen pensar en un pueblo dentro de una inmensa ciudad. Aún hoy, en una ladera hay algunos viñedos que parecen fuera de lugar y que le dan un encanto de otra época.

En lo alto, la basílica del Sacré-Coeur (Sagrado Corazón), se erige blanca sobre París. A ella se puede acceder en funicular o subiendo unos cuanto escalones (200 más o menos). De estilo neo-bizantino y construida a finales del XIX, lo mejor es sin duda la vista de París que ofrece desde su exterior.

Montmartre
En las escaleras del Sacré-Coeur.

El lado más canalla del París popular también se encuentra cerca, con los cabarets, los sex-shop y demás negocios nocturnos que dan el punto de contraste a los brillos de la Ciudad de la Luz.

Acaba aquí nuestro recorrido parisino y otoñal. Espero que sea de vuestro interés y que os aproxime aunque sea mínimamente a lo que esta bella ciudad tiene que ofrecer. Recoletas calles, parques, avenidas gloriosas, monumentos emblemáticos e imágenes imborrables que la transforman en una ciudad amada (o no) y quizás a veces hostil con el extranjero. Sin embargo para mí es una de mis favoritas, de las que no me canso y a la que, ojalá, pueda volver pronto para seguir disfrutando de todo lo que ofrece: je l´aime.

Datos prácticos: con la Paris Museum Pass podremos acceder sin hacer colas al Museo del Louvre y al Arco de Triunfo.

Para conocer otras zonasDe la Île de la Cité al Marais y Por la Rive Gauche. Si vais con niños os podrán interesar las ideas de Los niños no vienen de París pero pueden ir allí.



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