Hoy lo recorremos en este post.
Visitar el Convento de Cristo de Tomar
Tomar se encuentra a poco más de 130 kilómetros hacia el noreste de Lisboa. Desde la estación de Santa Apolonia salen trenes (de los tranquilos) cada poco tiempo. El viaje es lento, hay que reconocerlo, pero te permite admirar el paisaje y el paisanaje que sube y baja cada poco tiempo.
Tomar es una pequeña población fundada en 1157 por Gualdim Pais, quien fuera el primer gran maestre de la Orden Templaria en Portugal.
En cuanto se empieza a andar, nada más salir de la pequeña estación, se adivina en lo alto la inmensa mole del Castillo en el que se encuentra el Convento de Cristo de Tomar.
Un poco de historia
En los siglos XII y XIII los cruzados pertenecientes a la Orden del Temple ayudaron a los guerreros portugueses contra el invasor árabe. A cambio se les dio tierras y poder y ellos levantaron castillos, iglesias, y como Tomar, ciudades.
En el año 1314 el papa suprimió la Orden del Temple; pero en Portugal fueron aparte y el rey Don Dinis les cambió el nombre, llamándolos Orden de Cristo. Así pues, heredaron tanto los bienes como los privilegios templarios.
Dentro del recinto amurallado del Castillo se encuentra el Convento de Cristo, con toda una sucesión de construcciones simbólicas, claustros y belleza. Además los estilos arquitectónicos se suceden con intervenciones posteriores a su fundación que llegan hasta el Barroco.
Es desde luego un lugar fascinante que enamorará a los amantes del arte y de la historia.
El Convento de Cristo se fundó en 1160 por el gran maestre de los Templarios. Mucho más adelante, cuando la orden había desparecido y pasó a llamarse de Cristo, Don Enrique el Navegante gobernó la misma y se construyeron diversos elementos del estilo Manuelino.
Vayamos por partes.
La entrada al Convento de Cristo es por el pórtico sur. Si os toca hacer cola, como a nosotros, no desesperéis y poneos una gorra, ya que el sol puede pegar fuerte. Mientras esperamos podemos ver la belleza del pórtico sur construido por Joao de Castilho.
El acceso se hace por una discreta entrada a la que se llega rodeando la preciosa Charola (que luego veremos). La cola no avanza muy rápido, pero si evitáis la hora punta llegaréis a tiempo para recorrerlo con calma.
Claustro del Cementerio
El Convento de Cristo de Tomar está compuesto por la iglesia y su charola y rodeada toda ella por innumerables claustros a cada cual más curioso.
Nada más entrar nos encontramos con este claustro hermoso, lleno de azulejos que lo decoran y con arbolillos que le prestan sus sombras. Las lápidas de los monjes ocupan casi todo el perímetro. Es el primer claustro construido en el Convento y data del siglo XV.
En uno de los lados se abre la impresionante capilla Portocarreiro, de 1626. En sus azulejos historiados se narra la vida de Jesús y también podrás ver escenas marianas. Una joyita de tantas en el Convento de Cristo.
Claustro del Lavado
Fue construido entre dos grandes depósitos y hoy en día es un sencillo espacio sembrado de flores.
Castillo Templario
Los restos del primitivo castillo templario se encuentran cerca del claustro antes mencionado. Hoy en día queda en pie la Torre del Homenaje. Data de 1160.
Ahora tenemos que volver sobre nuestros pasos para entrar en el espacio más mágico y suntuoso de todo el Convento de Tomar: la charola.
Charola
Por charola o rotonda nos referimos al espacio primitivo de oración de los caballeros templarios. Era la iglesia original y fue construida a modo de tambor de 16 lados.
Hoy día, al entrar en este espacio procedentes de alguno de los claustros anteriores, uno se queda con la boca abierta. Este pequeño templo de planta centralizada está profusamente decorado y tiene las influencias bizantinas que los caballeros del Temple trajeron de sus viajes.
Se levantó en 1190 extramuros del castillo y la forma recuerda la que vimos en la iglesia de Santo Stefano en Bolonia (que son varias iglesias en una). Ambas hacen alusión al templo del Santo Sepulcro de Jerusalén protegido durante tiempo por las órdenes militares.
Tambor Central de la Charola
La parte central de la Charola está decorada con estucos, dorados, pinturas murales e innumerables esculturas. Recientemente se han entonctrado pinturas manuelinas en la bóveda del deambulatorio que rodea dicho tambor central. Don Enrique El Navegante introdujo modificaciones estructurales en la charola cuando fue maestro de la Orden de Cristo entre 1420 a 1460.
En el deambulatorio se encuentran escenas relativas a la Virgen, como los Siete Dolores, o a diversos santos, como San Antonio y los peces y San Bernardo.
Sacristía Nueva
Desde la Charola merece la pena pasar un momento a la Sacristía Nueva. Fue construida en el siglo XVI (poco a poco el Convento de Cristo iba cambiando y adquiriendo nuevas formas) y en el XVII se le añadieron decoraciones alusivas a la navegación, como las esferas armilares, así como las armas y escudos reales.
Iglesia Manuelina
El rey Manuel I fue el artífice del encargo de la gran iglesia manuelina (nunca mejor dicho) que se unió mediante un gran arco de triunfo a la Charola. Consta de dos niveles y ya se pueden ver en ella los motivos marineros propios del estilo manuelino.
Gran Claustro
El segundo espacio más suntuoso del Convento de Cristo es sin duda este magnífico claustro. Parece que nos hemos trasladado a Italia cuando lo vemos y deja patente el amor del monarca Joao III por el arte de este país.
Rasgos renacentistas, no en vano se construyó en 1550, con toques manieristas de claroscuros y escalera de caracol en las esquinas lo conforman, creando en ocasiones ilusiones ópticas y juegos de luces y sombras.
Rasgos renacentistas, no en vano se construyó en 1550, con toques manieristas de claroscuros y escalera de caracol en las esquinas lo conforman, creando en ocasiones ilusiones ópticas y juegos de luces y sombras.
El Gran Claustro es para pasear durante un largo tiempo, asomándose a sus vanos, intentando subir por las escaleras de caracol que tienen el acceso cerrado a la terraza llamada de la Cera. En este lugar se secaban los panales de abeja.
Un lugar este Claustro, impresionante y que, curiosamente, estaba mucho menos transitado que otros espacios del Convento de Cristo el día que lo visitamos.
Los largos corredores que rodean el Gran Claustro juegan con los dos colores del enlucido y de las estructuras de piedra. Como el Convento de Cristo es tan grande los visitantes nos repartíamos y podíamos disfrutar de estos espacios casi solos, como se ve en las fotos.
Dormitorios principales
A lo largo de los inmensos corredores se reparten las estancias de los hermanos de la Orden de Cristo y se puede entrar a ver cómo eran. De vez en cuando te encuentras alguna sorpresa como la de esta imagen: la maravillosa ventana manuelina que es reclamo para los visitantes del Convento de Cristo.
Ventana Manuelina
Realmente es una ventana ante la que detenerse. Motivos marinos se unen y entrelazan con simbología religiosa, heráldica y sacra.
Los elementos meramente arquitectónicos se encuentran envueltos por las sogas, las esferas armilares, algas, mástiles con corales y demás simbología que dejan clara la importancia de la Orden de Cristo en las empresas de descubrimientos portuguesas. No en vano Enrique el Navegante fue el máximo responsable de la Orden desde 1418.
Esta ventana fue obra de Diego de Arruda y encargo personal de Manuel I.
En la base de la venta un misterioso rostro nos observa. ¿A quién representa? No se sabe, podría ser el arquitecto o quizás sea un anciano pescador.
Claustro de la Hospedería
La zona de la hospedería, más sencilla que las anteriores pero con mucho encanto, nos lleva a través de otros claustros con zócalos de azulejo y techos de madera. El del Pan era el lugar donde se repartía este alimento a los pobres de la zona.
Otro claustro recibe el nombre de los Cuervos y estaba pensado para la oración y el recogimiento. Otras estancias estaban dedicadas al refectorio, la biblioteca o incluso la gran almazara, con enormes cántaros para guardar el aceite.
Toda una pequeña ciudad en un enorme espacio que da para toda una mañana de visita tranquila en estos lugaress de paz que son los claustros.
El Convento de Cristo de Tomar pertenece al Patrimonio de la Humanidad UNESCO y no es de extrañar por todo lo que os he contado. Una excursión ideal para hacer desde la bella Lisboa.
Toda una pequeña ciudad en un enorme espacio que da para toda una mañana de visita tranquila en estos lugaress de paz que son los claustros.
El Convento de Cristo de Tomar pertenece al Patrimonio de la Humanidad UNESCO y no es de extrañar por todo lo que os he contado. Una excursión ideal para hacer desde la bella Lisboa.
Datos prácticos para visitar el Convento de Cristo de Tomar
Horario:
Octubre a Mayo: de 9:00 a 17:30.
De Junio a Septiembre: de 9:00 a 18:30
Cerrado: primer día de enero, marzo y mayo, Domingo de Resurrección y 24 y 25 de diciembre.
Precio: 6€
Gratuito para menores de 12 años, investigadores, profesores, etc.
Reducciones: jubilados, familia numerosa, etc.
Horario:
Octubre a Mayo: de 9:00 a 17:30.
De Junio a Septiembre: de 9:00 a 18:30
Cerrado: primer día de enero, marzo y mayo, Domingo de Resurrección y 24 y 25 de diciembre.
Precio: 6€
Gratuito para menores de 12 años, investigadores, profesores, etc.
Reducciones: jubilados, familia numerosa, etc.
Hola Cris,
ResponderEliminarEs la primera vez que escucho/leo sobre este lugar...No tenía ni idea, Portugal no deja de mostrarnos que es una maravilla de país. Tampoco conocía la historia de los templarios en el país vecino, he aprendido varias cosillas leyéndote, gracias :)
Sin duda, lo visitaré en alguna escapada a Portugal. Gracias por toda la buena información, da gusto leerte.
Un abrazo.
Es verdad, Maru, Portugal tiene tesoros en cada rincón. ¿Te acuerda que el año pasado te pregunté cómo llegar a algunos monasterios desde Lisboa? Pues al final optamos por visitar Tomar y su Convento de Cristo. Fuimos en tren lento pero fue una gran experiencia, como puedes ver en el post.
EliminarUn abrazo.
Aún no hemos estado en Lisboa pero este convento parece una muy buena razón para hacer una excursión de un día desde la capital...
ResponderEliminarA nosotros particularmente nos gustan muchos los claustros, nos parecen sitios muy relajantes y que, por lo general, guardan muchas historias curiosas y pequeñas joyas arquitectónicas o decorativas, como la ventana manuelina que mencionas. ¡Es preciosa!
Saludos.
Pues si os gustan los claustros, este es vuestro lugar ideal. Perdí la cuenta pero perfectamente hay seis o siete. Así que para elegir y perderos del mundanal ruido. Sin duda.
EliminarMe sonaba muy poco este convento portugués, me has hecho un gran descubrimiento. Un bello conjunto conventual con elementos muy singulares, sin duda de entre todos esa ventana es para pararse y contemplarla con detenimiento. Tomo buen nota de lo de llevar una gorra por si toca hacer cola antes de entrar, aunque estoy segura que, tal como dices, lo mejor es evitar las horas punta.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Gracias tocaya, Portugal es un no parar de lugares únicos y singulares. La ventana manuelina es una joya que se estudia en historia del arte como ejemplo paradigmático de este estilo tan singular. Estoy convencida de que te gustará este lugar tan singular.
EliminarUn abrazo.
Estuvimos el año pasado en Lisboa pero no sabíamos de la existencia de este convento! Me parece súper interesante. Ya tenemos una buena excusa para volver.
ResponderEliminarUn saludo!
Está un pelín lejos de Lisboa pero es ideal para hacer una excursión de un día fuera del ruido de la gran ciudad. Siempre hay buenas excusas para regresar a Lisboa.
EliminarUn saludo viajero.
¡Hola! Es la primera vez que leo sobre el convento de Cristo de Tomar en Portugal, y si visito Lisboa también lo haré :) Una de las partes que más me gustan de una iglesia es la charola, me parece una construcción muy curiosa e interesante, y esta creo que me fascinaría, me ha recordado un poco a la Basílica de Santo Stefano en Bolonia. Pd: yo disfruto mucho viajando en los "trenes lentos", y si es para ir al Convento de Cristo de Tomar disfrutaría muchísimo ;) . Saludos.
ResponderEliminarHola Luz: no es un sitio especialmente conocido y es una lástima porque es maravilloso. Aunque por otro lado, así se mantiene más tranquilo. Es que recuerda mucho a Santo Stefano, amabas fueron iglesias templarias en los orígenes y ambas aluden al templo de Jerusalén donde eran custodios las órdenes militares.
EliminarSi además lo tuyo son los trenes lentos...ja,ja...ya tienes la perfecta escapada a Tomar.
Un saludo viajero.
¡Pues sí que es un descubrimiento! Cuando vayamos de nuevo a Lisboa podemos hacer este plan original que me ha fascinado. Sobre todo esos azulejos del claustro del cementerio, los frescos y el Tambor Central de la Charola. ¡Una pasada! ¡Me encantan estos lugares!
ResponderEliminarOs encantará María José. Si es que Portugal tiene tantos lugares que es difícil verlos todos. Siempre hay que volver.
EliminarGracias por tu comentario.