Qué hacer un día en Palencia

El verano de 2019 hicimos parada y fonda en Palencia en nuestra ruta hacia tierras de Burgos. La ciudad de Palencia suele ser lugar de paso camino de otros lares y no en demasiadas ocasiones se para en ella. Así pues, decidimos tomarlo con calma y pasar un día en Palencia. Aquí os dejo unas cuantas recomendaciones sobre qué hacer en Palencia y os aseguro que os sorprenderéis.

Un día en Palencia muy bien aprovechado

1. Visitar la "Bella desconocida"

Esta magnífica catedral dedicada a San Antolín debe ser la visita principal en nuestro día palentino. En el sobrenombre evocador queda bien reflejado el poco conocimiento que tenemos en general de esta joya del arte. Así fuimos testigos el verano pasado cuando la visitamos casi en soledad y nos maravillamos de los ingenios artísticos que pudimos contemplar, incluso estando en plena restauración.

Nosotros accedimos desde la plaza de la Inmaculada y primero nos desviamos por parte del claustro hermoso y gótico para entrar por una puerta lateral al templo propiamente dicho. 

La bella catedral palentina merece para ella sola un post, que llegará, ya que en ella abundan los tesoros y además nos proporciona un paseo por la historia desde la cripta visigoda, pasando por los restos del Románico hasta llegar a las rejerías, trascoro y demás tesoros góticos y renacentistas. El pequeño museo también merece sobradamente la pena.

Me gustaría volver a visitarla sin los plásticos ni andamiajes, espero no tardar tanto como en esta primera visita.

2. Pasear por su Calle Mayor

Si te gustan las calles porticadas con edificios no muy altos y cierto sabor añejo, te encantará pasear por la Calle Mayor de Palencia. Puedes perfectamente situar en ella la acción de algunas películas de los años 50 0 60 porque el tiempo parece detenido en esta calle peatonal que hoy ofrece su mejor cara al visitante. Si eres cinéfilo quizás la hayas reconocido en alguna de las primeras escenas de la gran "Calle Mayor" de Bardem, un retrato tremendo y recomendable de aquella época. 

Comercios tradicionales que por lo menos han mantenido su estructura antes de rendirse a las franquicias habituales, algún mosaico sorprendente y la calidad de vida de las ciudades no muy grandes que siempre se agradece. Es una calle para pasear, comprar y dejarse ver.

3. Disfrutar de la arquitectura modernista

El Modernismo es uno de mis estilos arquitectónicos favoritos porque refleja una época llena de crisis en lo político pero muy creativa en lo artístico. De ahí esa variedad que podemos apreciar por toda Europa y también en la ciudad de Palencia. Así por ejemplo el edificio del Mercado de Abastos construido en 1898.

En la calle Boca Plaza un señor en piedra mira la fachada singular y colorista del Colegio Villandrando; este señor es Jerónimo Arroyo, arquitecto palentino formado en Barcelona con uno de los maestros del Modernismo, Domènech y Montaner. Es fácil buscar elementos que nos recuerdan el Modernismo catalán en esa bonita fachada. 

Muy cerca de dicha calle principal nos encontramos el palacio de la Diputación, un ejemplo de arquitectura neorrenacentista que también se dio en esa época de principios del siglo XX obra del mismo arquitecto. 

4. Recorrer sus plazas al ritmo pausado de una ciudad tranquila

Palencia es una ciudad de zonas verdes, una de las que más tiene en España, y además cuenta con un buen puñado de plazas en las que descansar, tomar una caña o simplemente, dejar pasar el tiempo con laxitud. 

La Plaza de la Inmaculada, con alguna estatua curiosa, casas bajas y árboles, proporciona serenidad y la Plaza Mayor, no tan majestuosa como otras cuenta sin embargo con un toque cercano y reconocible nada presuntuoso. En ella se encuentra el edificio del Ayuntamiento de estilo neoclásico y del siglo XIX. 

5. Entrar en las iglesias que abundan en el centro histórico

Las iglesias pueblan el centro de Palencia, hay muchas y algunas sorprendentes. Recuerdo con especial interés la de San Lázaro a la entrada de la zona centro, y su estatua del santo con su perrito acompañante.

La iglesia de Nuestra Señora de la Calle con fachada jesuítica típica y el monasterio de Santa Clara con un hermoso y oscuro interior son también buenas escalas en nuestro día palentino. 

6. Fijarnos en las estatuas

Si te gustan las estatuas en Palencia disfrutarás buscando la razón de ser de cada una. Y es que hay muchas, en clara tendencia en los últimos años (por lo menos en Castilla y León). En la Calle Mayor te puedes encontrar a una castañera que vende su producto durante todo el año, muy cerca Jerónimo Arroyo observa una de sus obras y en la plaza de la Inmaculada se homenajea a los maestros. Es cuestión de ir con los ojos abiertos y dejarse narrar la historia que hay detrás de cada una de ellas.

7.   Elevar la vista hasta el Cristo del Otero y si tenéis tiempo, subir hasta él

Siempre presente, el Cristo del Otero protege a la ciudad desde el cerro del mismo nombre. Allí está una de las estatuas más conocidas del siglo XX en España y obra del también palentino Victorio Macho quien está enterrado allí. En otra de las estatuas más curiosas del centro urbano se le puede ver en plena ejecución de su obra más conocida.

Si tenéis tiempo para subir hasta el Otero y disfrutar de una magnífica de los campos castellanos pasaréis muy cerca del Canal de Castilla, obra de ingeniería civil y navegable construido entre 1756 y 1849 que tiene 207 kilómetros de largo y que se realizó para facilitar el transporte de cereal. En una de las naves que se usaban para almacenarlo hoy se puede visitar el Museo del Agua.

Y hasta aquí nuestro recorrido por la bonita Palencia, si vais hasta ella os sorprenderá, de eso estoy segura y merecerá también mucho la pena alargar nuestro periplo por esas tierras de historia en la que nos podemos encontrar tesoros como la Villa Romana de La Olmeda, entre otros muchos.