Ruta por Asturias: 10 días de mar, historia y relax

¡Cómo nos gusta Asturias! Este extraño verano de 2020 teníamos reservadas estancias en esta Comunidad autónoma que tanto disfrutamos siempre y se dieron las circunstancias idóneas para poder disfrutar de diez días en el Principado. 

Aquí os traigo nuestra Ruta por Asturias en días de mar, historia y mucho relax, que bien lo necesitábamos.

Ruta por Asturias

Si pensáis viajar a tierras de Asturias esta ruta os puede servir para organizar los días que vais a pasar allí. Estos fueron días que pasamos entre Gijón y Puerto de Vega, cinco noches en cada destino, slow-travel del bueno, sin prisas y disfrutando de cada momento.

Aquí os desgrano cada día brevemente con ideas viajeras sugerentes, como todas Asturias. 

Día 1.

Llegamos a Gijón a media tarde y fuimos directos a nuestro hotel, el Môderne, uno de los hoteles más sugerentes de la ciudad, emplazado a pocos metros del Puerto Deportivo y exquisitamente decorado.

Tras dejar el coche en el parking del centro histórico y deshacer maletas nos fuimos dando un paseo por el Puerto, camino de San Lorenzo y callejeando un poco por la Plaza Mayor y recordando un viaje hace mil años con nuestro coro universitario en el que dormimos en el hoy renovado hotel Asturias. ¡Qué tiempos aquellos!

¿Qué mejor que comenzar nuestro viaje que con estas vistas de atardecer?

Día 2.

Tras un desayuno estupendo tocaba coger el autobús urbano para visitar la Universidad Laboral, la gran mole de época franquista y trazas neo-herrerianas que hoy sorprende por su enorme tamaño y su singular torre.

Las visitas guiadas están bastante restringidas debido al Covid-19 y no llegamos a tiempo de hacer la de la mañana, así que recorrimos los espacios abiertos por nuestra cuenta. Sin duda, un lugar muy particular. 

El Museu del Pueblu D'Asturies fue nuestra segunda parada y nos gustó mucho conocer las diferentes formas de vida de la población asturiana de unos 200 años hacia acá.  Estábamos solos y el recorrido por los jardines con los edificios tradicionales de Asturias nos sirvió para aprender aún más sintiendo los espacios en los que vivieron personas hace ya muchos años. 

Por la tarde el centro de Gijón nos esperaba con bastante calor, sus casas modernistas y el mar siempre presente. ¡No sabéis los de costa cómo apreciamos los de secano tener ahí, al alcance de la mano, ese paisaje marítimo tan añorado cuando se está lejos!

¿Qué mejor que terminar el día que en la playa? Como queríamos garantizarnos sitio y en San Lorenzo había restricciones de aforo, nos fuimos a la de Poniente, a pocos metros del hotel y perfecta para terminar el día.

Día 3.

Las previsiones del tiempo eran de lluvia ese día, así que cogimos el coche y nos fuimos a Oviedo. Nuestra primera parada fue, como no podía ser de otra manera, el  Monte del Naranco para volver a visitar los maravillosos ejemplos del Arte Asturiano que allí se alzan. 

Las visitas a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo se realizan de manera conjunta y guiada, por lo que tuvimos que hacer cola ya que el aforo es limitado. Siempre merece la pena y de este modo se aprende más. 

Si quieres saber más de este estilo arquitectónico, aquí te dejo un post muy interesante. 

De nuevo nos tocó buscar aparcamiento algo alejados del centro de Oviedo esta vez, lo que nos sirvió para recorrer el precioso Parque de San Francisco y pasear hacia los cafés del centro para tomar algo rápido antes de visitar a La Regenta en su camino a la Catedral. En este magnífico templo pasamos un buen rato antes de recorrer las plazas, tan singulares, del centro de la capital del principado. 

Día 4. 

Nuestro cuarto día en Gijón también iba a estar dedicado a una escapada, no muy lejos. Nuestro destino fue de costa en esta ocasión: Villaviciosa, Rodiles y Tazones nos llenaron de historia, paisajes, relax y encanto.

En la oficina de turismo de Villaviciosa se puede ver un pequeño museo dedicado a la llegada de Carlos I al puerto de Tazones (absolutamente casual debido a las tormentas), luego dimos un paseo tranquilo por las calles de la villa, con el mapa en la mano y con la mirada puesta en los edificios históricos.

Después cogimos el autobús que nos llevó a Rodiles, una de las playas más bonitas del Principado, que se encuentra en la desembocadura de la ría de Villaviciosa. Disfrutamos de ella con estupenda temperatura y paseos por la orilla. 

Ya a media tarde nos acercamos a Tazones, puerto encantador de casitas de colores y pequeño tamaño que se está haciendo cada vez más famoso. Una de las visitas más curiosas de esos días, y eso que no cenamos allí (era demasiado pronto) y nos fuimos tras un paseo de regreso a Gijón. 

Día 5. 

Nuestro último día en Gijón lo dedicamos totalmente a la ciudad. Por la mañana hicimos una visita guiada a la Casa Natal de Jovellanos. Nos hubiera gustado realizar la visita dedicada a los asentamientos arqueológicos pero estaban completas, así que conocimos de primera mano la vida y vicisitudes del gran ilustrado adelantado a su tiempo que fue Jovellanos. 

Años atrás estuvimos en el Acuario de Gijón, estupenda visita que esta vez dejamos de lado para conocer otros lugares de la ciudad, y es que hay mucho e interesante. 

Después nos esperaba la subida al Cerro de Santa Catalina para admirar el paisaje y el Elogio del Horizonte del gran Eduardo Chillida. Cimadevilla y sus rincones y de nuevo las plazas del centro fueron nuestro recorrido hasta la tarde, cuando quedamos con unos familiares que nos llevaron de paseo largo, largo hacia la playa de los Mayanes. Eso sí, nos premiamos merecidamente en un merendero en la zona de Deva para despedirnos de la ciudad.

Día 6. 

Camino de Puerto de Vega, donde nos quedaríamos otras cinco noches, teníamos claro que queríamos parar en Avilés. Así lo hicimos doblemente, ya que al llegar nos sorprendió al lado de la carretera el cementerio de La Carriona, uno de los más bonitos y evocadores. 

Volvimos al coche para aparcar en el centro (nos hemos hecho expertos en parkings) y empezar a pasear los rincones de una ciudad desconocida para nosotros y que nos sorprendió enormemente por su estupendo estado de conservación, ambiente en la calle e innovación en un Centro Niemayer que sólo pudimos ver por fuera.

Además nos sirvió para aprender que Carreño de Miranda, gran pintor del Barroco hispano, nació aquí, al igual que su famosa "Monstrua" a la que se dedica una bonita estatua.

Teníamos ganas de llegar a nuestro segundo alojamiento, así que no hicimos el recorrido hasta el faro que vimos recomendado en alguna guía. Puerto de Vega nos esperaba con sus paisajes verdes, su atardecer hermoso y el encanto de un pueblo pesquero realmente singular. 

Tras deshacer maletas disfrutamos del jardín de nuestro hotel y fuimos andando hasta el pueblo en un paseo que íbamos a hacer muchas veces los siguientes días. 

Día 7. 

Puerto de Vega merece un post (que tendrá próximamente) y desde luego merecía pasar un día disfrutando de su aspecto más marinero y desconocido para nosotros. A pocos metros del hotel pasa la Senda Costera Naviega que une Navia con Puerto de Vega, así que esa mañana tocaba andar entre acantilados, verde y Cantábrico. Un verdadero placer.

Tras unas horas de descanso en el hotel había que tomar la senda de nuevo, pero esta vez para disfrutar de una de las playas más bonitas de Asturias y a la que se puede llegar rápido por carretera pero de manera más tranquila y paisajística por el sinuoso camino de la Senda: Frexulfe o Frejulfe.

Día 8. 

Ese día era el momento de dos clásicos asturianos: Cudillero y Luarca nos esperaban con sus mejores galas. Buen tiempo, colorido en las calles de la primera y blanco en la segunda, y algún contratiempo viajero de los que luego recuerdas: el famoso cementerio de Luarca se encontraba cerrado y con un horario bastante restringido y Cudillero nos dio la sensación de estar demasiado saturado de visitantes, y eso que en época de pandemia la gente se corta más a la hora de viajar. 

A pesar de esto disfrutamos estas dos villas singulares que no por conocidas pierden un ápice de su encanto. Quizás nos empezábamos a acostumbrar a lo recoleto de Puerto de Vega y a sus espacios naturales casi vacíos. Esa senda costera que recorrimos por la tarde una vez más dispuestos para una cena estupenda a la vera del puerto pesquero. 

Día 9.

Puerto de Vega se encuentra en el Occidente asturiano, muy cerca de la frontera natural de la ría del Eo que separa Asturias de Galicia. Así pues los dos últimos días traicionamos un poco nuestro destino asturiano en pos de la Playa de las Catedrales y Ribadeo.

Eso sí, de camino paramos en Tapia de Casariego y conocimos a "Los señores de las Casas Palacio" en una singular exposición que hay junto a la oficina de turismo de la localidad. 

La Playa de las Catedrales se visita previa reserva, con lo que estuvimos poco rato en Ribadeo y fuimos directos a conocer ese impresionante monumento natural que, a pesar de las restricciones, tenía muchos más visitantes de los que nos hubiera gustado.

Día 10. 

Nuestro último día en Puerto de Vega y en Asturias, volvimos a ser algo infieles ya que nos habíamos quedado con el sabor de boca amargo de la corta visita a Ribadeo. Así que pasamos la mañana en esta bonita villa y tomamos un barquito para recorrer la ría del Eo y ver desde lejos Figueras y Castropol en Asturias y Ribadeo en Galicia. 

De vuelta a nuestro querido Puerto de Vega visitamos la exposición "Historias del Mar" que narra la forma de vida marinera de la localidad. Después tomamos la senda costera en dirección contraria a la habitual para seguir disfrutando de sus magníficos acantilados como despedida de esta tierra que tanto nos ha gustado.