El Museo Victorio Macho en Toledo es una visita singular por distintos aspectos. En primer lugar por el emplazamiento único sobre la Roca Tarpeya, en segundo lugar por el contenido escultórico de este artista singular y en tercer lugar porque es una visita en la que no encontrarás a demasiadas personas.
Hoy os traigo un pequeño recorrido por un interesante museo que visitamos con frecuencia cada vez que vamos a Toledo.
Visitar el Museo Victorio Macho
La Real Fundación de Toledo, creada en el año 1989 y con sede en la misma Roca Tarpeya, es la responsable del cuidado del legado y la difusión de la obra del escultor Victorio Macho desde este lugar espectacular.
Si viajamos a Toledo y nos vamos a pasear por el Casco Antiguo, algo ineludible en toda visita, es fácil acceder al Museo ya que se encuentra entre monumentos de interés como son el Monasterio de San Juan de los Reyes y las sinagogas. Sólo tenemos que fijarnos en un pequeño cartel azul que lo indica.
Desde el exterior podemos ver una de las grandes terrazas volcadas sobre la hoz del Tajo en esta Roca singular elegida por Victorio Macho en 1953 para levantar su casa y taller. Tras la completa rehabilitación se reparte entre distintas edificaciones y terrazas escalonadas en un conjunto singular.
¿Quién fue Victorio Macho?
Fue uno de los más importantes escultores españoles de la primera mitad del siglo XX. Nació en Palencia en 1887 y allí en su Calle Mayor tiene una estatua dedicada a él mientras esculpe una de sus obras más famosas: el Cristo del Otero.
Durante los años 20 realizó algunas de sus obras más conocidas: el Cristo antes mencionado, el monumento a Ramón y Cajal y la escultura funeraria de su hermano.
Participó en la llamada Sociedad de Artistas Ibéricos que unía diferentes movimientos de vanguardia y que fue interrumpida por la Guerra Civil. Durante muchos años Victorio Macho vivió fuera de España a la que regresaría en 1952 para vivir en Toledo como era su deseo hasta su muerte en el año 1966. En su testamento Victorio Macho dejaba al Estado la propiedad de algunas de sus obras más importantes, con la condición de que se exhibieran en este lugar, en su Roca Tarpeya. Y así ha sido, con algunas dificultades y polémicas a lo largo de todos estos años.
Entre los distintos espacios que conforman el entramado y que están abiertos al público destacan los siguientes:
Las terrazas y el jardín
El lugar que más llama la atención es sin duda la terraza-jardín que asoma a través de distintas balconadas a la impresionante hoz del Tajo. A lo largo de la balaustrada se han dispuesto distintas esculturas con temática de reminiscencias clásicas.
Las obras que hoy podemos ver aquí son las mismas que Victorio Macho había dispuesto allí: la gran "Eva de América", la "Cariátide" también en la balaustrada o la "Máscara" son absolutamente impresionantes.
Vistas
La visita al Museo Victorio Macho permite tener unas vistas únicas, como ya hemos dicho, y lo mejor es poder comprobarlas desde un espacio privado. Sin duda Victorio Macho tuvo mucha vista al elegir este lugar como morada tras regresar a España en 1952 tras unos años en el exilio.
Su amigo el arquitecto Secundino Zuazo fue el encargado de esta construcción escalonada en la que prima el entorno natural a la vez situado en pleno casco histórico toledano.
En nuestra última visita un invernal día de diciembre de 2020 estábamos los tres solos recorriendo los diferentes espacios. Pero en otras ocasiones de verano u otoño en las que hemos estado en el Museo tampoco se caracterizaba por estar muy frecuentado.
Bien es verdad que cuando visitamos Toledo en un fin de semana hay tantas cosas que visitar y ver que este lugar mágico pasa algo desapercibido entre la Catedral, las iglesias, las sinagogas etc. Sin embargo, aunque sólo fuera por estas vistas únicas, merecería la pena pagar la entrada.
La escarpada hoz del Tajo hacia un lado, con los cigarrales diseminados, o hacia la derecha el precioso puente de San Martín son de esas vistas que no solemos pasar por alto. Y eso sólo en el exterior del Museo.
La cripta
Personajes ilustres
Victorio Macho fue un hombre inmerso en el ambiente cultural de la España de principios de siglo XX. Conoció a muchos intelectuales de la época y realizó diferentes retratos escultóricos de ellos, en muchas ocasiones destinados a ser monumentos que hoy podemos admirar en diferentes localizaciones.
Así por ejemplo con Gregorio Marañón, otro gran amante de Toledo y con el que compartió gran amistad y al que retrató en diversas ocasiones. Aquí podemos ver uno de esos retratos. También tenemos en el Museo el modelo a pequeña escala del monumento a Galdós que se encuentra en el Retiro madrileño.
Cuando estaba a punto de fallecer Galdós, Marañón, amigo y médico suyo, avisó a Victorio Macho para que le realizara una máscara mortuoria. No pudo hacer el encargo, impresionado como estaba pero sí dibujar a lápiz un retrato magnífico del escritor.
En la misma sala podemos ver retratos de Unamuno, Ramón y Cajal, Juan Ramón Jiménez o la Pasionaria. Precisamente, en la escalera del Colegio de Anaya de Salamanca se encuentra un discreto busto de nuestro rector, Unamuno, quien no quiso que estuviera en un lugar demasiado visible.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Muchas gracias por dejar tu comentario en Ida y Vuelta.