El Parador Costa da Morte, en Muxía, abrió en el año 2020. Eso dice mucho de la capacidad de resiliencia y de ganas de hacer las cosas bien aún en un momento de máxima dificultad.
Este verano hemos pasado tres días estupendos en esta joya de parador. Y digo joya porque en todos los aspectos está bien pensado y meditado. Hoy os contamos cómo fue nuestra experiencia en él.
Descansar en el Parador Costa da Morte
Llegamos al Parador Costa a la hora de comer procedentes de otro lugar magnífico como es el Parador Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela. Allí habíamos pasado tan sólo una noche, pero nos sirvió para conocer a fondo el edificio que lo alberga, que es una maravilla del arte.
El viaje desde Santiago no es muy largo y las carreteras finales, mucho más anchas de lo que yo las recordaba, nos aproximaban al paisaje del norte de Galicia.
Está tan perfectamente integrado en la naturaleza que si no sabes dónde está, puedes despistarte. De hecho, la playa de Lourido lo separa del pueblo de Muxía, al que se puede llegar andando y tendrás que fijarte en las señales de tráfico que indican dónde está.
El Parador Costa da Morte cuenta con un parking de entrada en curva pero con plazas anchas y puestos de carga para los coches eléctricos. Desde el aparcamiento puedes acceder en ascensor a la recepción que se encuentra en el primer piso. El garaje está en el menos dos y es que, en este hotel las habitaciones se encuentran en el -2, -3 etc. ya que la construcción organicista ha situado de arriba a abajo todas las estancias.
El cristal, la madera y el acero son imprescindibles en la construcción de un Parador que deja que la naturaleza entre a raudales en él. Así sucede con el restaurante que linda con el bosque y parece parte de él o con las habitaciones, pensadas en su más mínimo detalle.
La nuestra llevaba el nombre de la playa de Langosteira; todas están nombradas con puntos estratégicos de la Costa da Morte. Nada más entrar te percatas de la amplitud con la que cuentan y la mirada te dirige hacia el mar, que asoma tras la terraza.
Todas cuentan con ese balcón hacia Lourido y más allá Muxía y quizás Camariñas, si el tiempo lo permite. Pero da igual, Galicia es así, verde y hermosa, de mar y de monte. Las vacas se oyen de lejos, así como el rumor del mar que ha dado la vida a esta costa aún a un alto precio.
En nuestra habitación teníamos dispuesta la cama supletoria de Javier y daba gusto contar con espacios amplios que faciliten el movimiento. La cama también era muy grande y los materiales cálidos en techo y suelo aportan confort en todo momento.
El baño se encuentra abierto hacia la habitación, separado por unas láminas de madera curvas. Todos tienen una bañera exenta y de diseño, doble lavabo, múltiples estantes y cabina de ducha y de WC.
En el Parador Costa da Morte tienes que recorrer sus espacios y dedicarles tiempo. No sólo por las vistas cambiantes que tendrás de su entorno, sino también por la decoración, repleta de arte singular de artistas gallegos o vinculados con la tierra.
Además, desde la cafetería podrás acceder a la zona de terraza que cuenta con una piscina transparente y volcada sobre el paisaje. Por ponerle un pero, creo que deberían climatizarla porque incluso en época estival el agua está realmente fría.
También recomiendo pasar por el spa. Se encuentra en un edificio anexo y hacer el circuito termal con esas vistas es una experiencia única. Ya no te digo si decides hacerte algún tratamiento, como fue mi caso, relajante y aromático. Sin duda es un plus del Parador Costa da Morte.
La biblioteca es otro espacio interesante, ya que cuenta con asientos que miran hacia el paisaje y da gusto sentarse allí, curiosear entre los libros y disfrutar, una vez más de ese paisaje especial.
Si te gusta andar por el monte, el Parador Costa da Morte está en pleno Camiño dos Faros, una ruta senderista que recorre la zona de faro en faro. Es muy larga, pero siempre podrás hacer alguna parte ya que viene bien indicado.
Nosotros fuimos andando hasta Muxía, entre helechos, dunas y luego por zona asfaltada ya llegando al pueblo. También puedes ir en la otra dirección, desde la recepción del Parador tendrás buenos consejos sobre qué hacer.
Un buen complemento son las cartas realizadas manualmente por Pepe "de Olegario", antiguo marino retirado que sitúa en el mapa de Costa da Morte los distintos naufragios, la tipología de los barcos hundidos y las circunstancias y fechas exactas en las que desaparecieron. Se remonta siglos atrás consultando en distintas fuentes y en el Parador Costa da Morte podemos verlas y conocer de buena mano el por qué de ese nombre trágico.
En la imagen aparece el mapa dedicado a los hundimientos de submarinos en los años de la Segunda Guerra Mundial. Un trabajo enorme el de Pepe "de Olegario" que merece ser reconocido.
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