20/2/14

Qué hacer en Estambul: visitas imprescindibles

Siempre había tenido ganas de viajar a Estambul. Hace muchos años se frustró un viaje que iba a hacer allí con mis padres por un atentado en el Gran Bazar y desde entonces mantuve la ilusión de conocer esta maravillosa ciudad.


Qué hacer en Estambul 


Estuvimos durante seis días en 2011 y volveremos algún día, seguro. Es una ciudad magnífica, mágica, llena de vida, de historia… Su mera situación geográfica ya es distinta a todas las demás. Es extraño darte cuenta de que enfrente, a unos metros, está otro continente. El Bósforo está tan transitado como puede estar una avenida, pero de barcos que suben y bajan, camino del Mediterráneo o en busca de las costas del Mar Negro.


Cuando visitas Estambul te das cuenta de por qué fue ciudad tan disputada a lo largo de los siglos. No sólo cautiva su belleza, sus impresionantes construcciones, sus gentes amables y hospitalarias, sino la sensación constante de estar en un enclave único.

En una ciudad tan fascinante la apreciación de cada uno sobre lo más bello o imprescindible es aún más subjetiva. Eso sí, si tenéis la suerte de viajar por primera vez allí con ojos vírgenes e ilusionados no os debéis perder algunas cosas, aquí van.


Qué hacer en Estambul: imprescindibles en la antigua Constantinopla



1. Santa Sofía (Ayasofya Müzesi): es la reina de Estambul, la que presta su masa imponente al imaginario colectivo. Tiene más de 1400 años y su construcción ha sido influencia constante en la arquitectura y el arte desde el siglo VI. Es visita ineludible en la ciudad y bien merece la pena la cola que uno suele encontrarse para entrar.


Santa Sofía
La imponente Santa Sofía, una maravilla que no hay que perderse.

Si el exterior asombra por su tamaño, el interior crea una sensación única como reflejo terrenal de lo que sería el paraíso. La luz flota en un ambiente exuberante de tonos dorados mientras el visitante alucina ante la lección de historia viva que hay en cada rincón.

2. Justo enfrente de Santa Sofía, al otro lado de la plaza de Sultanahmet, se eleva la Mezquita Azul (Sultan Ahmet Camii). Es otra de las visitas que no hay que perderse. El nombre lo recibe de los azulejos de Iznik que decoran su interior. Recuerdo que tuvimos que esperar a que acabara la oración de la tarde para acceder a ella. En la entrada te dan plásticos para cubrirte los pies (era verano e íbamos sin calcetines). Yo llevé todo el viaje un pañuelo de gasa con el que me tapaba los hombros y la cabeza al visitar las mezquitas. Está magnífica construcción destaca por la esbeltez de los minaretes y las múltiples cúpulas escalonadas que la adornan dándole un aspecto más ligero que la vecina Santa Sofía.

Mezquita Azul
Interior de la Mezquita Azul, todo belleza.

3. Cerca de Santa Sofía, a unos 200 metros, se encuentra la Cisterna de la Basílica (Yerebatan Sarayi). Se trata de una visita quizás menos convencional pero igualmente interesante. Es la cisterna subterránea que abastecía de agua a toda la zona y fue mandada construir por Justiniano en el año 532. La enorme bóveda se asienta sobre 336 columnas y sólo se puede acceder a una parte. Se pueden ver dos basamentos de columnas con la forma de la cabeza de Medusa, que debieron ser utilizadas en construcciones anteriores. Impresiona ver a las enormes carpas ciegas que nadan por allí, siempre en penumbra.

Cisterna de la Basílica
La sorprendente Cisterna de la Basílica. Un palacio subterráneo.

4. La visita a Topkapi (Topkapi Sarayi) es otra de las ineludibles. Se sitúa en una colina, justo en la intersección entre el Cuerno de Oro, el estrecho del Bósforo y el mar de Mármara. Fue edificado entre 1459 y 1465, poco después de la conquista de Constantinopla por Mehmet II. El palacio se distribuye a través de diversos edificios que, a su vez, se sitúan alrededor de cuatro patios. Los pabellones albergan diferentes colecciones: de cerámica, de armas, de trajes, el tesoro (casi exclusivamente con joyas masculinas: las femeninas eran propiedad de las destinatarias, pero las de los hombres permanecían en palacio a la muerte del poseedor). 

Recuerdo especialmente la parte del palacio destinada al harén, con exquisita decoración de cerámica de Iznik y el Diván, lugar de reunión de los visires. Destaca también por su interés la exposición en el Pabellón de la Capa Sagrada de algunas de las reliquias más apreciadas del Islam. En esta zona, durante el día y la noche, se oyen los rezos de un imán que lee el Corán.

La visita a Topkapi ocupa perfectamente toda una mañana, hay sitios para tomar un tentempié y seguir recorriendo esta maravilla del arte otomano.

Topkapi
La fortificada entrada del recinto de Topkapi.

5. San Salvador de Cora (Kariye Camii) está algo alejado del centro histórico, de hecho se construyó en un entorno rural allá por el siglo XI. La iglesia actual se remodeló entre 1315 y 1321 y ha llegado bastante bien conservada hasta nuestros días. Su magnífica decoración de mosaicos narrando la vida de Cristo y de la Virgen María la convierten en una joya que bien merece la "molestia" de acercarse, como os cuento aquí.

Mosaicos de Cora
Mosaicos esplendidos en San Salvador de Cora.

6. La importancia del comercio no sólo como medio de subsistencia, sino también de comunicación entre las dos orillas del Bósforo se aprecia en el barrio del bazar. Solíamos atravesar el Cuerno de Oro provenientes de nuestro hotel de Beyoglu en un tranvía que paraba junto a la Mezquita Nueva (Yeni Cami). Junto a ella se extiende esta zona de mercaderes y mercados. El Bazar de las Especias (Misir Çarsisi) fue construido en el siglo XVII para ampliar el espacio de la mezquita. Se le llama también Bazar Egipcio y pronto se especializó en especias orientales que llenan de color y olor el espacio abovedado que lo alberga.



Especias en el Bazar
Colores y olores en el Bazar de las Especias.

Muy cerca, callejeando entre gran cantidad de negocios que se suelen agrupar por mercaderías, se llega a alguna de las puertas del Gran Bazar (Kapali Çarsi), otra de las visitas que no hay que perderse. Es un laberinto de calles cubiertas con tiendas de todo tipo y fue fundado por Mehmet II poco después de la conquista de Constantinopla. 

Pasamos un rato muy agradable porque llegamos pronto por la mañana antes de la llegada de los grupos de cruceristas y pudimos pasear con tranquilidad. Nadie te molesta a no ser que te acerques a curiosear, son amables e intentan hablar en español. Especialmente me gustaron las tiendas de cerámica y de alfombras. De éstas destacaría aquellas que partiendo de la elaboración artesanal tienen diseños modernos.

Gran Bazar
La zona de tiendas de alfombras en el Gran Bazar.

Desde el Gran Bazar subiendo por una calle en cuesta se llega en unos 10 minutos a la bellísima Mezquita de Solimán el Magnífico (Süleymaniye Camii). Menos frecuentada que la Mezquita Azul y espectacular por sus dimensiones, fue construida por Sinán, el más grande de los arquitectos otomanos que trabajó durante el reinado de Solimán el Magnífico. El gran tamaño de su construcción favorece la sensación de calma que se produce al entrar en ella. En el interior se encuentran las tumbas de Solimán y de su amada Roxelana. La mezquita se rodea de varios edificos que albergaban el hospital, las facultades, los baños o la cocina de caridad, llamada Imaret, donde se daba de comer a los pobres de la ciudad y a los trabajadores de la mezquita. En la actualidad este recinto es un restaurante muy agradable donde descansar después de una mañana de visitas.

Mezquita de Solimán
Interior de la magnífica Mezquita de Solimán el Magnífico.

7. Quedándonos en el otro lado del Cuerno de Oro, otra de las visitas fundamentales es el Palacio de Dolmabahçe (Dolmabahçe Sarayi). Fue mandado construir en 1856 por el sultán Abdül Mecit y se encargaron de la obra los arquitectos armenios Balyan, quienes ya habían realizado bonitas edificaciones en el Bósforo. Como sucede muchas veces, la opulencia del palacio intenta contrarrestar el declive que sufría el Imperio Otomano por aquellas fechas. 

Nosotros visitamos los exteriores, con preciosos jardines abiertos al mar, y  el Selamlik, zona reservada a los hombres compuesta de enormes salones suntuosos dedicados a agasajar a los visitantes. Las visitas son guiadas.

En el jardín merece la pena detenerse a ver la Puerta Imperial una joya labrada como filigrana que se abría únicamente para el paso del sultán y sus ministros.

Dolmabaçe
La Puerta Imperial del Palacio de Dolmabahçe.

8. Uno de los ratos más agradables en la ciudad del Bósforo fue el crucero que hicimos por el estrecho. Lo cogimos en Ortaköy, una zona muy animada y peatonal donde comimos antes en uno de los muchos restaurantes con terraza que hay por allí. A lo largo del recorrido pasamos por debajo del magnífico Puente del Bósforo y el viaje entre las dos costas llenas de verdor nos iba mostrando los diferentes yalis construidos junto al mar, muchos de ellos en madera y otros tan barrocos como Dolmabahçe. 

En la orilla izquierda (yendo en dirección norte) pasamos la llamada Fortaleza de Europa, construida por Mehmet II para afianzarse antes de lanzarse a la conquista de Constantinopla en 1452. Pueblos como Bebek llenos de estupendas casas de verano dan idea de la vida relajada que tenía la aristocracia otomana del siglo XIX.

Yali del Bósforo
Yali junto al Bósforo, rodeado de verdor.

9. Pasear por las ciudades que visito es uno mis mayores placeres en los viajes. Me gusta callejear, sentarme en un café o en un banco, mirar los escaparates, oír el ruido de la calle (que en Estambul es mucho) y dar rienda suelta a la curiosidad. Me gustó especialmente la zona de Istiklal Cadesi. Es una calle llena de movimiento, de luces, de gente; un tranvía la recorre desde Taksim y siempre la recuerdo así de animada cuando la veo en televisión como centro de las protestas que han surgido en los últimos años.

Istiklal
Tranvía recorriendo la calle Istiklal, siempre animada.

Cerca de Istiklal se encuentra la Torre Gálata. Es el edificio más característico del Cuerno de Oro y está en lo alto de Beyoglu. Tiene 60 metros de altura y está rematada por una cubierta en forma de cono. Fue construida como atalaya para ver a los barcos en el siglo VI. Luego fue cárcel y almacén, también torre anti-incendios. Ahora tiene un restaurante y se puede subir, aunque uno no coma allí, para ver una magnífica vista de Estambul.

Torre Gálata
La Torre Gálata

10. Disfrutar de un buen Café a la turca (kahve) en alguno de los muchos establecimientos que hay por toda la ciudad. Es una bebida fuerte, espesa, preparada según el gusto del cliente con más o menos azúcar y servida sin leche. Normalmente se acompaña de algunas delicias turcas, éstas me recordaron por textura y sabor a las gominolas. En el año 2013 se nombró al café turco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Café turco
A punto de tomar un café turco.

A la hora de comer conviene probar los deliciosos mezes o entrantes que se suelen presentar en una enorme bandeja para elegir. Los que más me gustaron fueron los de verduras, y también recuerdo los de pulpo y los de sardinas.

Frente a Santa Sofía
Feliz y contenta después de la visita a la Mezquita Azul, con Santa Sofía detrás.


Estambul me cautivó, y después de la larga espera tras aquel viaje suspendido, no me decepcionó. Al contrario, se convirtió en una de mis ciudades favoritas. Enjambre cultural y humano, acogedora y bella Estambul.


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Desde Estambul con amor por @viajeros30



9 comentarios :

  1. He estado mirando tu blog y me encanta!! Te voy a añadir a mi lista de favoritos, saludos!

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  2. vaya super recorrido! me guardo cerquita esta lista por si algún día necesito de ella ;) porque vaya lugares tan bonitos hay en Estambul, la cisterna me ha encantado!!.
    Gran post, muy completo y lleno de información.

    ¡Saludos!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias. Me alegro de que te haya parecido interesante. La bella Estambul merece este post y muchos más. Y también merece recorrerla con paciencia y tiempo. Por supuesto, un lugar para volver más de una vez.

      Un saludo viajero.

      Cristina.

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  3. Hola, he descubierto este bolg por casualidad y es: completo,interesante, cercano, cálido....en definitiva: ESTUPENDO.
    Lo añado ahora mismo a mis favoritos.
    Saudos.Encarnita

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  4. Hola

    La verdad que no conocía tu blog y me he animado a descubrirlo tras las conversaciones en el TBM y la verdad que tienes post muy interesantes. Te comento la de Estambul, porque no se si lo sabes pero yo soy un apasionado de esta ciudad en gran parte porque mi novia es turca, de hecho tengo un blog exclusivo de Estambul llamado Planeta Estambul https://planetaestambul.wordpress.com/ te animo a visitarlo si vuelves a la ciudad. La ciudad de Estambul es inabarcable y con un numero de monumentos tan brutal que es imposible cubrirlos todos pero reconozco que has hecho una buena selección. Solo añadiria un par de lugares muy interesantes como la Colina de Pierre Loti y la mezquita de Eyüp una de las mas importantes del Islam, tambien por su valor simbólico el patriarcado ortodoxo de Fener sede historica de la iglesia ortodoxa y finalmente las islas Principe, las cuales son preciosas. Del cafe turco mas que nada mencionar la importancia que tiene el hecho de la lectura de los posos de cafe, practica que es muy habitual a diario, especialmente entre las mujeres y que ademas esta muy vinculado a la pedida de la mano, donde las mujeres turcas testean la ideoneidad de sus maridos echando sal al cafe de su prometido, normalmente la novia prepara cafe para todos los invitados, si el marido se toma el cafe sin protestar sera adecuado ya que nunca pondra en evidencia a su mujer en un acto tan importante. un beso

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    1. ¡Qué bueno Miguel! visitaré tu blog, sin duda. Estambul da para mucho, la verdad es fascinante. Una de las ciudades más interesantes que conozco y que repetiré sin duda. Lo de la lectura de los posos de café lo conocía en otras culturas pero no en la turca...siempre se aprende. Mil gracias por compartir todo lo que sabes.

      Un beso desde Albacete y espero verte pronto en otro encuentro bloguero.

      Cristina.

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  5. Que bonita la ciudad! ¿Cuantos días recomendais para verla bien? Gracias

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    1. Pues sin duda unos 5 días como mínimo, Ana. Tiene innumerables lugares que merecen visitarse de manera tranquila.

      Gracias a ti.

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Muchas gracias por dejar tu comentario en Ida y Vuelta.

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