Visitar Tavira, puro encanto portugués
Portugal tiene la facultad de fascinarme y sorprenderme cada vez que voy. Un destino que por cercano a veces desechamos con cierto esnobismo y realmente tiene rincones mágicos. Uno de éstos es Tavira.
Situada a apenas 28 minutos en coche de nuestro alojamiento, teníamos claro que íbamos a dedicarle un día a esta población. Guiados por Antonio de Naturaleza y Viajes y su post sobre el lugar, llegamos a media mañana en un luminoso día de agosto en el que el calor apretaba de lo lindo. Nos costó encontrar aparcamiento y finalmente fuimos bordeando el río Gilao hasta dar con un parking en la zona de la estación de autobuses.
Decidimos iniciar la visita en la oficina de turismo para coger un mapa y orientarnos. Ésta se encuentra en la Plaza de la República y allí nos informamos de algunos horarios y trazamos una pequeña ruta para aprovechar el día.
Enseguida empezamos a callejear por el Largo de la Misericordia que, cuesta arriba, nos llevó hasta una iglesia del mismo nombre, de fachada austera e interior sorprendente. Obra de André Pilarte, quien también participó en los Jerónimos de Lisboa, se trata de un lugar por el que merece la pena pagar la entrada.
Me hubiera gustado tener imágenes del lugar, pero las fotografías estaban prohibidas dentro de la iglesia, así que me conformo con recomendaros la visita para gozar de una narración evangélica realizada en azulejo realmente impresionante.
Tavira es lugar de larga historia que se remonta a la época romana y que más tarde fue habitada por los árabes que dejaron su impronta en el Castillo, situado en lo alto del antiguo barrio musulmán. Se llega hasta él a través de sinuosas callejuelas empinadas, pero el esfuerzo se ve recompensado con un vergel arropado por las murallas árabes que quedan y desde las que se puede apreciar toda la ciudad.
Podrás ver los curiosos tejados "a quatro aguas" que hay en muchas casas del centro y que posiblemente tengan como origen el intento de evitar las fuertes lluvias que de vez en cuando llegan al Algarve. Tras disfrutar de la sombra de los jardines del Castillo, nos fuimos a visitar la iglesia de Santa María do Castelo.
A la salida nos encontramos el tren turístico de Tavira aparcado allí delante, así que lo tomamos para seguir paseando por la ciudad bajo la sombra de su tejadillo ya que a esa hora el calor y la humedad eran bastante fuertes.
El trenecito hace un recorrido por ambas orillas del río Gilao, explicando en distintos idiomas la historia de la ciudad y los puntos de mayor interés. A pesar de que no es demasiado largo el recorrido, ya que el lugar tampoco lo es, es un buen modo de ver Tavira que a los niños entretiene un montón.
Después era ya la hora de comer y tras observar la curiosa fuente de la Plaza de la República y el cartel de prohibido nadar en la misma (que por otro lado cubre hasta el tobillo), nos fuimos a comer en uno de los muchos bares de la Rua da Liberdade.
Para después de comer habíamos dejado el otro lado del río (que en parte habíamos visitado en el trenecito) pero nos apetecía cruzar el precioso puente de origen romano, que formaba parte de la calzada que unía Castro Marim y Faro.
El calor era tremendo pero la vista de la ribera desde el puente con sus casas del XVIII bien mereció el esfuerzo. Llegamos hasta la iglesia de San Pablo que estaba cerrada y callejeamos un poco más encontrándonos rincones encantadores con azulejos, soportales y tiendas curiosas.
Habíamos dejado para la tarde la visita a la Playa do Barril, una de las más curiosas del Algarve. Situada en la Ilha de Tavira, merece por su curiosidad un próximo post.
Sí diré que terminamos la tarde descansando a orillas del mar e incluso nos dimos un chapuzón en las frescas aguas atlánticas, lo que se agradecía en ese día de agosto.
Cuando estuvimos en el sur de Portugal nos quedó pendiente Sintra y desde que he leído tu artículo, ahora me queda pendiente también Tavira. Ahora ya tengo 2 excusas para volver :)
ResponderEliminarSiempre es bueno volver a Portugal, Iván. Siempre sorprende y agrada.
EliminarUn saludo.
Pues no conocía Tavira Cris!He estado varias veces en el Algarve, de hecho aquí fue típico una época como destino de fin de curso ;)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho así que apuntado para una futura escapada!
Un abrazo!!
Ja, ja...yo también había ido hace mil años, en 1992 camino de la Expo de Sevilla (aventuras de la abuela) y ni por asomo visitamos este precioso lugar. Y las playas te encantarán también.
EliminarUn abrazo.
Me gusta tanto Portugal! Y tavira parece un lugar estupendo para veranear, tomo nota.
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia la prohibición de bañarse en la fuenta jajajja.
Un abrazo
Carmen
Te gustará Carmen. Es pequeño, con rincones preciosos y unas playas sorprendentes muy cerca. Lo del baño en la fuente es genial.
EliminarUn abrazo
Qué bonita! Con su empedrado y sus azulejos, como no... Unos amigos fueron también el año pasado y ya lo tenía guardado en mis posibles destinos. Gracias por mostrárnoslo!
ResponderEliminarPreciosa Diana. Un lugar realmente encantador y con muchas cosas que conocer a pesar de su pequeño tamaño. La ribera con el puente y las casas es realmente de cuento.
EliminarUn saludo.