Dublín es una de las capitales de Europa más de moda por su tamaño, calidad de vida y constante innovación. Hoy os contamos cómo fue nuestra estancia en el Iveagh Garden Hotel; uno de los alojamientos más interesantes de la capital irlandesa.
Dormir en el Iveagh Garden Hotel de Dublín
El Iveagh Garden Hotel de Dublín se encuentra a apenas cinco minutos andando de principal parque de la ciudad, St. Stephen´s Green. Eso quiere decir que si te quedas en él estarás muy cerca de los puntos de interés más importantes de la ciudad. Todos esos lugares que tendrás que visitar lo imprescindible de Dublín en dos días o más.
Estarás a apenas unos 15 minutos andando del Trinity College, a 10 de Grafton Street o a 20, siempre a pie, de las catedrales de St. Patrick o de Christ Church. Además, el entorno del hotel se compone de las típicas casas georgianas y justo tiene detrás el jardín que le da nombre: Iveagh Garden.
La calle en la que se sitúa está en curva y en la hilera de casas lo reconocerás por las banderas que adornan su fachada. Los autobuses que llegan desde el aeropuerto de Dublín paran cerca, así que es cómodo llegar o marchar para coger el avión.
Toda la decoración del Iveagh Garden Hotel es cálida y muy confortable. Se suceden los suelos de dos colores, los tonos azules y amarillos y los paneles de madera de color gris. Se abrió en febrero de 2108 y es uno de los hoteles con menos huella de carbono de Irlanda así como el primer hotel totalmente sostenible de Europa.
La atención en recepción fue amable. Se paga al llegar y así no hay retrasos a la salida y también conviene saber que el desayuno se encarga por adelantado cada noche y se queda abonado (15€ por persona y realmente merece la pena).
Nuestra habitación se encontraba en la quinta planta y era una de las denominadas Deluxe Triple Rooms porque contaba con una cama de matrimonio y una cama más para nuestro hijo. Es decir, no una cama supletoria sino una buena cama para la tercera persona, algo cada vez más de agradecer.
Cada uno teníamos a nuestro lado de la cama conectores USB, lámparas de lectura y mandos para iluminar nuestra amplia habitación por sectores. Tenía además, una zona de escritorio, zona de estar con dos butacas y una mesita (siempre con agua mineral), grandes ventanales orientados hacia el norte de la ciudad y un armario con buenas perchas.
El baño era también bastante amplio, sobre todo la ducha, que era enorme. Costaba un poco encontrar el punto justo de la temperatura del agua sobre todo por la distancia entre la grifería y la alcachofa de la ducha, pero nada especialmente complicado. Sí notamos algo escasos los productos de bienvenida, aunque eran repuestos o añadidos cada mañana.
Para dormir perfectamente sin luz, contaba con unas buenas cortinas oscuras aunque con lo nublado que estaba el tiempo en Dublín no entraba demasiada claridad. Eso sí, sorprenden los graznidos de las gaviotas que revolotean por todo el centro de la ciudad y es que Dublín está al lado del mar.
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