10/1/24

Palacio de los Duques Gran Meliá, Madrid

Terminar el año en el Palacio de los Duques Gran Meliá, uno de los hoteles más carismáticos de Madrid, es sin duda un lujo. Esta pasada Navidad pudimos descansar del ajetreo en el corazón de la capital de España en un entorno velazqueño que nos encantó. 

Palacio de los Duques Gran Meliá



Dormir en el Palacio de los Duques Gran Meliá de Madrid


En pleno centro de Madrid, en la cuesta de Santo Domingo, se levanta el discreto palacio de los duques de Granada de Ega y Villahermosa. Títulos nobiliarios de postín a los que hace referencia el nombre del establecimiento y que fueron grandes coleccionistas de arte allá por el siglo XIX. Del mecenazgo artístico que llevaron a cabo dio buena cuenta la donación de un Velázquez al Museo Del Prado. Y precisamente, al maestro Velázquez se le tiene muy presente en toda la decoración de este hotel.

Palacio de los Duques Gran Meliá

 

Si has visitado el centro de Madrid en los últimos años, posiblemente te haya llamado la atención su fachada, en la que notarás que es un alojamiento por los porteros que discretamente suelen guardar la puerta, y por el rótulo del establecimiento. Tras una gran remodelación, en 2017 abrió las puertas al público uniendo el palacio con dependencias del antiguo convento de Santo Domingo, en donde se encuentran algunos de los servicios del hotel: el Red Level y la zona wellness, entre otros.

La temática velazqueña está muy presente en la decoración desde el propio hall, donde unas sutiles meninas te contemplan. La recepción, atenta y discreta, también se adorna con grandes paneles referidos a esta pintura inmortal. Y así sucesivamente en zonas comunes, pasillos y habitaciones. 

No pierdas la oportunidad de admirar algunas de las piezas artísticas del hotel, son muchas y variadas: tapices, bargueños, etc. pero localizadas con sabiduría y sin estridencias. Nada que ver con estilos pasados de moda que aún encontramos por ahí. 

Conviene recorrer los pasillos, subir por la escalera principal admirando los techos y leer los nombres de las suites, también velazqueños, ¡cómo no!


Palacio de los Duques Gran Meliá


Nuestra habitación tenía un buen tamaño, se abría al jardín trasero y, sobre la amplísima cama, nos saludaba el dios Baco recordando otra obra clave del inmortal pintor. Además, sobre la cama, una tarjeta con un retrato de don Diego para recordarnos el amor que por este pintor sintieron los antiguos propietarios del lugar. 

Palacio de los Duques Gran MeliáTodos los detalles de las habitaciones están pensados hasta el más mínimo detalle. Así por ejemplo la tarjeta de entrada, con una sutil paleta de pintor o la tarjeta antes mencionada a modo de marcapáginas. El baño, con una gran bañera teatral en sus cortinajes y apertura a la habitación, zona de ducha y lavabos, estaba bien surtido con productos de la firma Carner. El armario, amplísimo, los productos del minibar, de calidad y las sábanas, un gran placer. Todo hecho para el descanso y el relax.

Palacio de los Duques Gran Meliá


A cualquier hora conviene dar un paseo por los espacios comunes que se reparten en torno al patio del palacio, ahora acristalado. La decoración navideña le daba un toque especial y no se puede menos que curiosear un poco en torno a una gran biblioteca repleta de recuerdos de ópera del cercano Teatro Real. La chimenea, tan agradable en el frío del Madrid de diciembre, acogía al viajero junto a la "Venus del espejo", mientras que una gran mesa de madera servía como escenario de desayunos y cenas familiares al abrigo de "Las Hilanderas".

Palacio de los Duques Gran Meliá



El Palacio de los Duques Gran Meliá cuenta con varios espacios gastronómicos. Hay un restaurante de cocina francesa y española; una zona gastro más informal donde se sirven los desayunos y, en las antiguas caballerizas del palacio se encuentra "Dos Cielos", el estrellado restaurante de los hermanos Torres. 

El desayuno es relajado, sin prisas. Se puede tomar en la terraza acristalada que se abre al jardín trasero. Conviene salir y echar un vistazo a esa otra fachada espléndida, con una fuente en el medio y rejería abierta a ciertas horas. Es fácil imaginar ese jardín en fiestas de siglos anteriores. Nada mejor que coger fuerzas para andar por Madrid con alguno de los platos de cocina que te pueden preparar, además del buffet. Merece la pena, sin duda, porque casi, casi estarás comido para el resto del día. 


Palacio de los Duques Gran Meliá


En verano, para mitigar el calor de Madrid, el Palacio de los Duques ofrece una terraza con piscina. Fácil imaginar las vistas que habrá desde allá arriba: el Teatro Real, el Palacio Real y la Almudena están a tiro de piedra del hotel. Así que ya tenemos una buena excusa para regresar. Y si ya conocemos esos tesoros del centro, puede ser buena idea conocer el cercano Museo Cerralbo y llegar hacia el barrio de las Letras para visitar la curiosa Casa Museo de Lope de Vega. Madrid siempre está repleto de planes.



Palacio de los Duques Gran Meliá


Hasta aquí nuestro recorrido por el maravilloso Palacio de los Duques Gran Meliá, uno de los tesoros hoteleros de Madrid. Ya estamos pensando cuándo podremos volver.

Lo mejor del Palacio de los Duques: su localización, decoración y servicios.
Lo peor del Palacio de los Duques: nada, si acaso el precio, pero lo bueno hay que pagarlo, eso está claro.

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